DEL SR. D. FERNANDO COS-GAYON
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emanaciones fétidas, todas las noches dos seres humanos,
el varón y la hembra, van á descansar de sus fatigas. Alli
nadie los recibe, nada halaga sus miradas; la mesa está
vacia, y el hogar helado. Alli, en fin, otros trabajos
aguardan à las mujeres, y antes de pensar en la cena del
marido y en los cuidados de los hijos, tiene que pensar en
los cuidados de la cuadra y en la cena de las bestias.
«Qué diferencia si, abandonando al hombre los duros
trabajos de la tierra, y limitando los suyos al interior de
la casa, la mujer, con su graciosa previsión, lo hubiera
preparado todo para la hora del regreso..... No se presen¬
taria à su marido sino en medio de la abundancia y ro¬
deada de la tropa risuena de sus pequenuelos. Una vida
dulce y fácil deberia ser la vida natural del aldeano. Pero
nada le da la idea de esa felicidad; desconoce el bienestar,
el encanto de las caricias, y hasta el poder del amor. Sus
hijos tiemblan delante de él, su mujer teme el vigor de
su brazo..... En toda casa en que la mujer se dedique à
los trabajos del hombre, los de la mujer quedan sin ha¬
cer, es decir, ninguna luz del corazón, ninguna inspira¬
ción moral se mezclan en los hábitos de la vida material;
los criados están sin guia, los maridos sin consejos y los
hijos olvidados (1).»
Hay que buscar, pues, nuevos terrenos en que el tra¬
bajo de las mujeres se ejercite, y al mismo tiempo hay
que apartarlo de esos en que hoy se emplea con tan gra¬
ves inconvenientes. La mujer cristiana no estå condena¬
da al retiro del gineceo, como la griega, ó al del haren,
como la musulmana; pero su libertad, lejos de suprimir
la vida de familia, la vigoriza y realza. La causa de la fa-
(1) Education des mères de famille ou de la civilisation du genre
humain par les femmes, par Mr. Aimé-Martin: ouvrage couronné par
l'Académie française.
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