Max-Planck-Institut für
auropäische Rechtsgeschichte
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CONTESTACIÖN
nos, y que asi podian servir para defender los intereses
de sus representados, como para conservar à estos some¬
tidos à la dirección superior de los poderes legitimos, im¬
pidiendo que el individuo y el Estado se encuentren con
demasiada frecuencia en frente el uno del otro sin inter¬
mediario que suavice su choque.
La vida es más cómoda y está más Ilena de goces y de
facilidades; pero aquellos hidalgos que en una capital de
provincia 6 en una aldea, de donde dificilmente podian
salir, pasaban sus dias estudiando orgullosos los perga¬
minos de sus abuelos, ó levantando para sus hijos casas,
que la vinculación habia de conservar necesariamente en
poder de las personas de su sangre, si tenian más cir¬
cunscritos que nosotros los horizontes de su propia exis¬
tencia individual, la extendian, en cambio, más por las
de sus ascendientes y sus descendientes. Vivian con me¬
nos actividad en el espacio; pero disfrutaban de mayor
duración en el tiempo, considerándose más representados
en los actos y en las esperanzas de los que les habian de¬
jado su nombre y de los que habian de heredarlo. El dis¬
frute de la vida es, quizás, más intenso, pero más fugiti¬
vo. El olvido ha aumentado también su actividad. Tam¬
bién los muertos van ahora más á prisa.
El reparto más difundido del poder, de la instrucción y
de los demás goces de la vida; las facilidades concedidas à
todos para aspirar à las ventajas que eran patrimonio de
unos pocos; la mayor suavidad de las leyes y la dignidad
mâs enaltecida de las condiciones del individuo, exento ya
de muchas clases de antiguas servidumbres y trabas, ase¬
guran la superioridad de nuestra época sobre otras ante¬
riores; pero no debemos abrigar, sino dentro de ciertos
moderados limites. la esperanza consoladora de que en
adelante no haya de haber revoluciones. Ley esencial de
la vida es el mudar incesantemente, y leyes no menos
ineludibles, que en las mutaciones humanas la fiebre in¬
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Politicas