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DEL SR. D. FERMIN DE LASALA Y COLLADO
leza, y menos lógico es formular aquéllas antes de cono¬
cerse éstas. Lo razonable es que la ciencia politica, con
su caudal de observaciones tan senalado, relacione mejor
las causas y los efectos, fije mejor las leyes à que obede¬
cen las grandes evoluciones y las grandes revoluciones.
Debe meditarse mucho sobre este rumbo de las ciencias
todas, senaladamente de la ciencia politica que aqui más
nos ocupa, à fin de estudiar cómo se armoniza con el en¬
sanche de la esfera cientifica, con la determinación cada
vez mâs cumplida de leyes indeclinables á que están su¬
jetos hechos antes reputados inclasificables, además de
inconexos, la repetición de las revoluciones politicas, y
fallar sobre la unidad á que novisimamente se pretende
obedecen y sobre su regularidad matemática, igual á la
que guardan las revoluciones siderales, que se proclama
haber en ellas descubierto (1).
A la verdad, cuando á las revoluciones politicas de los
ultimos tiempos en un pueblo inteligentisimo, pero el
mas romantico é inconstante que el orbe y la historia co¬
nocen, se ha querido atribuirles esta regularidad mate¬
matica, igual à la que guardan las revoluciones sidera¬
les, como à ese mismo pueblo la cualidad de metódico en
su politica porque ha descubierto y propagado el sistema
metrico 6 ha estado prendado del clasicismo literario,
confundiendo la pasión por la sencillez y la claridad con
la resignación que el método impone, es dificil evitar el
contraer desde las primeras investigaciones alguna pre¬
vencion, no ya sobre tal regularidad, sino respecto de la
ley mismà de las revoluciones. Dos consideraciones más
aumentan la desconfianza en la periodicidad, á pesar de
lo bien fundada que está la teoria en las tablas estadisti¬
cas, en que se acumulan la juventud, la edad madura.
la ancianidad, y à pesar de la lógica con que resulta que
(1) Dromel.—La loi des revolutions, lib. III, párrafo III.
TOMO III
Max-Planck-Institut für
Cien
) Real Aca
Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte