DEL SR. D. JOSÉ GARCIA BARZANALLÄNA
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parcialidades que dividen por desgracia, fraccionando en
demasia, á nuestra nación.
Y está alli, porque los profesores son, deben ser y ne¬
cesariamente serán, en toda sociedad bien organizada,
maestros y sólo maestros; como que no se explica el ejer¬
cicio de su cometido sin atribuirle un carácter sagrado y
por todos titulos venerable, pues se halla intimamente
ligado con el interés pûblico y social.
Los Gobiernos verdaderamente tales no tienen necesi-
dad, para el logro de sus propósitos en pro de los intere¬
ses de sus administrados, que afecten á la ensennanza, de
valerse de ninguno de los medios que la moral pûblica
reprueba; pero que en no pocas épocas se han visto uti¬
lizados, por desgracia, en todos los paises.
El profesorado que, como M. Thiers dice, no es una
industria, sino una grave y delicada función pûblica, sólo
ha de proponerse, por norma de todos sus actos, hacerse
acreedor á desempenar una misión tan alta y transcen-
dental cual es la de ser el director, primero de las fami¬
lias, y después del régimen de los Estados; habiendo de
decidir, por consecuencia, acerca del carácter individual,
del de las costumbres, la politica, la grandeza, la prospe¬
ridad y el porvenir de las naciones, bajo un triple punto
de vista, ó sea el fisico, el moral y el intelectual.
Hora es ya de terminar.
He fatigado por largo espacio de tiempo à mi ilustra¬
do y distinguido auditorio. He detenido demasiado el mo¬
mento de investir al laureado con la insignia de la mere¬
cida y honrosa distinción cientifica que va á ostentar
desde hoy; y sin duda para él mucho más grata que no
pocas otras dignidades y honras con que pueda enorgu¬
Max-Planck-Institut fü
sy Politicas
europäische Rechtsgeschichte