Max-Planck-Institut für
europäische Rechtsgeschichte
DISCURSO
Los hombres de ideas avanzadas admiten, sin duda al¬
guna, que la libertad de ensennanza se conceda amplisima
fuera de los centros oficiales, sobre todo alli en donde la
Iglesia, por no estar autorizadas ó por lo menos consen-
tidas las congregaciones religiosas, su esfera de acción
tiène que ser necesariamente muy limitada; pero á esto
unen ya la pretensión de que la ensenanza oficial ha de
ser laica en todas sus esferas, olvidándose de que no pue¬
de existir moral verdadera, ni sociedad, sin principios
religiosos inculcados constantemente en la ninez, no con¬
trariados 6 amortiguados en la juventud, y que el buen
sentido de todos los pueblos reconoció siempre que la re¬
ligión es la base indispensable de la educación, no exis¬
tiendo ésta en realidad donde se carece de los principios
de aquélla.
En Inglaterra, en 1838 y 1839 los politicos más ilus¬
tres rechazaron las teorias materialistas contrarias á la
ensenanza religiosa, poseidos de la mayor indignación
cuando este problema comenzó en el Reino-Unido á ser
una de las principales preocupaciones de los hombres de
Estado y del Parlamento. Roberto Peel pedia en nombre
de los derechos de la conciencia que la religión consti¬
tuyera la base universal de toda educación, y que la en¬
senanza religiosa que se diese en la escuela fuera dog¬
matica, llegando à decir que el sistema de la separación
violaba los derechos de la conciencia, y que la Iglesia,
antes de convenir en semejante plan, deberia apartarse
por completo del Estado, apoderándose, desligada del
Gobierno, de la educación del pueblo.
Lord Derby sostuvo que la Instrucción publica debia
tenerse por inseparable de la religión, declarando que el
sistema contrario era el planteamiento de una idea loça y
peligrosa; el mismo Mr. ladstone opinaba que todo sis¬
tema que colocara la ensennanza religiosa en segundo tér¬
mino, era funesto.
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