DISCURSO
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pura debemos complacernos en creer que ha sido tambien
una de las elegidas para morar eternamente en el send
de Dios.
Llenado este primer deber, réstame otro de mucho
más dificil cumplimiento, cual es el de justificar ante la
opinion pûblica la honra que me habeis otorgado; que no
otra cosa significan este acto solemne y el Discurso que
en él ha de pronunciar el Académico que va á recibir la
noble investidura. Probaré, no obstante, á cumplir con
ese segundo deber, aventurando algunas breves conside¬
raciones acerca del Cuerpo social y de sus dolencias, com¬
parado tan de cerca como ser pueda con el Cuerpo huma¬
no y las enfermedades corporales. No debeis extranar, Se¬
nores Académicos, ni el asunto de mi Discurso, ni el modo
con que me he propuesto desenvolverlo, porque, al hon¬
rarme con vuestros sufragios, no podiais ignorar mi pro¬
fesion, ni la indole de mis estudios favoritos.
Comienzo, pues, por asentar que el Cuerpo social no es,
para nosotros, una institucion libre, sino fatal, tan fatal
como la organizacion del cuerpo humano individualmen¬
te considerado. El hombre es necesariamente social; ne
depende de él el no serlo; el hombre es sociable tan fatal¬
mente como cristalizable en cubos es la sal gema ó comun.
La sociedad es el modo de la cristalizacion humana.
El Cuerpo social tiene una Anatomia y una Fisiologia,
lo mismo que el Cuerpo humano. Las sociedades huma¬
nas son organismos, son conjuntos jerárquicos, con órga¬
nos y aparatos para cada funcion social: en el Cuerpo so-
cial, como en el humano, hay, por ultimo, funciones más
6 ménos esenciales, hay órganos más ó ménos importan¬
tes; el pié no puede ser la mano, ni el pié ni la mano po¬
dran usurpar jamas las funciones del corazon ó del cere¬
bro, centros supremos y reguladores de toda la economia
animal.
Max-Planck-Institut für
europäische Rechtsgeschichte