DEL SR. MARQUES DE MOLINS.
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Por eso, senores, yo no transijo con la mia. Allá en mi
juventud, católico y poeta y ciudadano, con mayor fuerza.
pero no con mayor fé, amé y segui el culto de mis padres:
pero no le sacrifiqué mi entusiasmo por las libertades
pûblicas, que celebré con mis cantos y defendi con las
armas.
Hoy, ya encanecido y helado por la edad y por los des¬
engannos, mi amor à las instituciones representativas no
se ha entibiado; pero ; quién pretenderá que yo le sacri¬
fique, al borde del sepulcro, la confesion paladina y re¬
suelta de la fe que recibi en la cuna y que arde viva en
mi corazon?
En mi juventud me hablaban de una tirania durante
siglos arraigada, de masas armadas y serviles.... Y yo no
hallaba à eso más que un remedio: la religion y la liber
tad, la libertad, que pone barreras á los soberanos y vi¬
goriza los pueblos. Ahora me amenazan con cesarismos
desapoderados, con turbas ansiosas de repartimientos... Y
yo no encuentro más medicina que la libertad y la reli¬
gion, la religion que asi se compadece con la repûblica
aristocrática de Venecia, como con la democrática de Bos-
ton, que Ilama su hija primogénita à la Francia imperial
y no rechaza å la representativa Bélgica, que brilla lo
mismo en los triunfos de la Espanna del siglo xvi que en
los martirios de la Polonia del XIX.
Sé bien que dos escuelas enemigas entre si, están, sin
embargo, de acuerdo en declarar incompatibles la reli¬
gion y la libertad; yo respeto sus creencias y sólo exijc
tolerancia à las mias.
En mi concepto, esos dos extremos nos llevan, ó à la
impiedad, que es la anarquia y la servidumbre del alma.
6 al despotismo, que es la idolatria de la politica. ; Qué
he de hacer, vuelvo á decir? Pedirles que me toleren;
nada más.
Si, algo más haré: dar gracias à Dios que ha conci¬
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Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte