DEL SR. D. LAUREANO FIGUEROLA.
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y Herder en medio de sus vacilaciones confirman la mis-
ma doctrina.
Si una credulidad complaciente, si la indolencia del
pensamiento, si un estudio incompleto autorizaron hasta
ahora la opinion contraria; los hechos observados en
grandes grupos y la expresion unánime de los varones
ilustres de todos tiempos condenan para siempre una opi-
nion de hoy más puramente vulgar, despues del discurso
del Sr. Caballero. La idea de la perfectibilidad liga sua-
vemente los hombres de todos los siglos con una ley mis¬
teriosa, que no permite blasfemar ni hacer irrision del
pasado por sus imperfecciones corregidas al traves de los
siglos, por medio de amargas y crueles experiencias, qui-
tando pretextos al orgullo de nuestra edad que goza de
los beneficios acumulados por las anteriores, miéntras
que aporta contingente respetable para las venideras.
Si; el hombre es perfectible, pero no infinitamente per-
fectible; el espiritu, el alma considerada aisladamente.
puede serlo frisando esta cuestion metafisica con las más
elevadas de la teologia á cuyos umbrales se detiene quien
carece de competencia en letras divinas. Pero basta con¬
siderar que si el hombre se halla extraviado en medio de
las dificultades y sinsabores de la vida sensible, desde el
mås infimo estado de cultura puede su alma elevarse gra-
dualmente à la contemplacion de la verdad y sin cesar
ir adelantando en su conocimiento, en el sentimiento de
lo bello y en el cumplimiento de lo bueno, pudiendo
acercarse tanto à la perfeccion que el goce del Supremo
Bien sea transicion fácil de concebir, puesto que como in¬
finito se presenta en todos los aspectos de la moral, de la
ciencia y del arte.
Max-Planck-Institut fü
Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte