244 CONTESTACION DEL SR. D. MANUEL COLMEIRO.
siones, pues las que hoy entre nosotros se usan no rés¬
ponden al objeto moral de la pena.
Para que las leyes sean benignas es forzoso que sean
suaves las costumbres, y en vano abrigaremos la espe-
ranza de mejorar las del pueblo espanol, miéntras cada
anno visiten nuestras malas cárceles y presidios 20.000
hombres y mujeres que, cumplida su penitencia, devol¬
vemos à la sociedad castigados y no corregidos. En el seno
de las prisiones se engendra la peste moral que, propa¬
gada por medio de un incesante contagio, multiplica y
agrava los vicios, los delitos y las reincidencias.
Los principios à que debe ajustarse la reforma de las
prisiones están consignados y desenvueltos en las obras
de Cárlos Lücas, Vasselot, Ducpetiaux, Moreau Christo-
phe, Bonneville y tantos otros maestros de la ciencia car-
celaria. Siguiendo sus consejos, sino acertamos en todo.
tampoco erraremos en lo esencial. El ejemplo de los Es¬
tados-Unidos, la Gran Bretana, Francia, Bélgica y Suiza
fortalecerå nuestra confianza en la teoria y nuestra reso-
lucion de aplicarla.
El nuevo Académico, á quien la experiencia de los ne¬
gocios ha ensenado à moderar el vuelo de la imaginacion.
no recomienda mudanzas imposibles, sino mejoras prac¬
ticables. Ojalá que su voz halle dentro y fuera de la Aca¬
demia eco que la repita, y se levante un clamor general
en defensa de la santa causa de la moral y la justicia!
La historia vulgar celebra los politicos que destruyen.
y apénas consagra un recuerdo à los que edifican. La Aca¬
demia puede alentar el ánimo del Gobierno, mostrando à
la ciega é imperita muchedumbre cuánto más debe agra¬
decer el bien que se hace al pueblo, que el ruido. — HE
DICHO.
Real
prales y Politicas
äische Rechtsgeschichte