DEL SR. D. SANTIAGO DIEGO MADRAZO.
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ro de delitos que castigaban los tribunales, y de que era
triste y elocuente prueba el patibulo, siempre alzado en
las poblaciones más importantes.
Muchos y abominables hechos se repiten por desgracia
en nuestros tiempos, y la estadistica criminal aflige pro-
fundamente à los hombres de sensibilidad delicada y de
conciencia recta; nuestra sociedad, sin embargo, no vive
como la de otros siglos, en un lago de sangre. Se come¬
ten muchas violencias contra las personas; pero la ilus-
tracion se difunde, la tolerancia se extiende, la ira se mo-
dera, y los ataques personales se disminuyen. Grande es
el nûmero de las violaciones de la propiedad; mas no son
tantas ni tan graves como en los siglos pasados, en que
dificultaban é impedian los trasportes, suspendian las re-
laciones comerciales y desalentaban la produccion. No
escasean las estafas y los fraudes; pero tambien el crédi-
to ha tomado gigantescas proporciones, y el crédito es la
confianza y la buena fe. La lujuria y la intemperancia
hacen funestos estragos; mas sin el progreso general del
orden doméstico, de la prevision y de la Economia, no
hubieran podido establecerse tantos millares de Cajas de
ahorros y de Sociedades de socorros mutuos. Se llama
egoista y despiadado à nuestro siglo; ha destinado acaso
alguno de sus predecesores al socorro de la pobreza ni la
cuarta parte de las cantidades que Europa destina en el
en que vivimos? La fuerza y la injusticia deciden toda-
via de los destinos de las naciones; la politica moderna
seria, sin embargo, un modelo de moralidad para los hom-
bres que en el siglo xvi disponian de la suerte del mundo.
No llegaremos nunca á la felicidad ni á la perfeccion
absoluta, porque lo finito no puede confundirse con lo in-
Besegnier estuvo siete anos dentro de una jaula, en que no podia
estar echado ni en pié, por unos versos satiricos cuyo borrador se
encontró en su casa.
Max-Planck-Institut für
sias Morales y Politicas
Real Ac
europäische Rechtsgeschichte