DISCURSO
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Se ha dicho, apoyándose en la autoridad de Montes-
quieu, que el honor es la base de la moral; pero Montes-
quieu solamente dijo: «Que el honor es quien la conser¬
va, y que por eso no son necesarios entre nosotros los
antiguos censores, custodios de las costumbres, como
siempre los hubo entre los griegos y romanos». Nada de
esto es exacto. Honor, en la verdadera acepcion de la pa-
labra, es el derecho que al respeto y estimacion de sus
semejantes tiene el hombre que abriga buenos sentimien¬
tos y se ejercita en loables acciones. Pero ;quién- sino la
moral cristiana os ha inspirado esos buenos sentimientos.
y creado esa conciencia general, y preceptuado esos ho¬
menages que la opinion pûblica tributa á la virtud? El
honor no es la base de la moral, sino que la moral es la
base del honor, ó del derecho al pûblico respeto. El honor
supone la preexistencia del mérito, y éste no se concibe
si no tiene à la moral por fundamento. En órden à los cen¬
sores, custodios de la moral, tampoco es cierto que no los
haya entre nosotros: son los Ministros de la Religion. La
Iglesia ha poseido y posee este linaje de magistratura, y
donde se mengua su influjo, aparece el antiguo censor
la policia: å falta del misionero, el alguacil: å falta de
persuasion, metralla: à falta de la Cruz, el sable.
He dicho que la Iglesia es, y anado que debe ser, el
custodio de la moral: obra suya fué y es aun hoy el pro¬
pagarla, y por tanto, derecho y deber suyo es el conser-
varla. Desde el Gólgotha viene ensenändola en todo el
mundo, y sellándola con la sangre de sus mártires: la
Iglesia fué la que puso término à una moral hedionda y
repugnante, baldon de la humanidad; la Iglesia con su
moral colmó á la sociedad de beneficios; la sacó incólume
en medio de espantosos cataclismos; creó (y son palabras
de Montesquieu) el derecho pûblico y ese derecho de gen¬
tes que la sociedad nunca agradecerä bastante, perfec¬
cionó la jurisprudencia en casi todo el mundo entónces
Max-Planck-Institut für
Real Aca
Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte