DEL SR. D. MIGUEL SANZ.
dos con el ejemplo de sus dioses: tenianse por laudables
los combates de los gladiadores, la intemperancia, el amor
impuro, el parricidio, el aborto, el fraude, la crueldad y
la perfidia. La moral de los egipcios, de los indios, de los
persas, de los chinos, no era más razonable que la de los
griegos y romanos: la de los galos y pueblos septentrio¬
nales sólo les inspiraba ideas de furor guerrero, y casi en
todas partes se hacian sacrificios de sangre humana como
parte esencial del culto. Los filósofos deliraron del mismo
modo que los pueblos; pero sea dicho en obsequio de la
justicia, los filósofos reconocieron su impotencia para des¬
cubrir y fijar los principios de la moral y sus numerosas
consecuencias. Platon en el Epinomis dice: «No es po¬
sible á los hombres por si solos adquirir nociones fijas so¬
bre la moral». Sócrates dijo: «No ha venido aun quien
nos instruya de qué modo debemos portarnos con Dios y
con los hombres». El mismo en el libro iv de las Leyes
annade: « Es preciso esperar del Cielo un guia que nos
instruya en la moral». Ciceron en sus Tusculanas dice:
que «es negocio exclusivo de Dios el declarar cuál de las
opiniones filosóficas es más conforme á la verdad». Sim¬
plicio en el Manual de Epitecto dice: que «solo Dios pue¬
de ensenarnos el modo de hacérnosle propicio». Marce
Aurelio, Meliso de Samos, Porfirio y todos los estóicos opi¬
naron del mismo modo y confesaron modestamente su
impotencia.
Peroy las leyes no podrian suplir à la moral cristia-
na? No. Las leyes han de fundarse en una moral preexis-
tente y estable: sin ella son inûtiles, como dice Ciceron.
Ademas, quién ignora lo mucho de injusto, de perjudi¬
cial y aun absurdo que entranaban las antiguas legisla¬
ciones en pueblos muy cultos ántes de la aparicion del
Cristianismo? Mas jy el derecho romano! jY esa legisla¬
cion, ante cuyo mérito los criticos han sellado sus labios
y doblado su rodilla! jEsa legislacion que en medio de
Max-Planck-Institut für
Real
Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte