SENORES ACADEMICOS:
Ya lo habéis oido. Con humildad evangélica, el nuevo académico
acaba de decirnos que sôlo en calidad de discipulo puede venir a com¬
partir nuestras tareas, ofreciéndose para cuanto creamos util a los altos
y nobles fines de nuestro Instituto. Lástima es que haya reçaido en mi
el inmérecido honor de darle la bienvenida en este solemne acto, por
el que recoge las palmas de la Academia y empieza a sentarse entre
nosotros; aun dandosela sentida, ex toto corde, como el que más honda¬
mente sienta esta gran satisfaccion, mi contestacion a su discurso no
resultarà digna de él ni de esta Corporación.
Cuando para ello fui designado, doble emoción embargó mi espiri¬
tu: enorme satisfaccion intima, como pocas senti en mi vida, y temor
no menos intenso; me satisfacia mucho ser yo el encargado de darle
posesion de esta Casa, cuyas puertas, de par en par, se habian abierto
para el, némine discrepante, pero temia y me anonadaba la despropor¬
cion entre la altura del empeno y la exiguidad de mis fuerzas. Mas de
mi parte no cabia opcion. No se concibe orgatismo social sin orden, ni
orden sin jerarquia, ni jerarquia sin disciplina y obediencia; y confe¬
rido el honor no era licito rehusarle; tenia que aceptarse y lo acepté,
venciendo mis fundados escrupulos, por obediencia debida al mandato
de la Academia.
Después de haber escuchado su brillante y documentado discurso, a
nadie, por descontentadizo que sea, podrà caber duda del acierto en la
éleccion de tan eximio candidato para este Instituto. Viene a él en la
plenitud de su vida y como merecidisimo premio a su larga y fecundi¬
sima labor en las disciplinas que son de la competencia de esta Casa;
disciplina, que si de un lado miran a la especulacion, a la contemplacion
de la verdad, que integramente solo puede alcanzarse desde las eleva¬
das cimas de la Metafisica y Teologia, de otro atienden a la accion, a la
encarnacion de esas verdades en la vida y en los actos humanos, a la
ordenacion de la conducta individual y social para el cumplimiento de
nuestros fines en la Tierra. Si por aquel lado especulativo y teorico as¬
cienden hasta los mas elevados picos de la filosofia, por este otro, prâc¬
Max-Planck-Institut für
Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte