humana que el Derecho aspira a regular no es tan racional como lo es
nuestro pensamiento juridico, y no se presta naturalmente a ser raciona¬
lizada por completo, etc., etc... Todo eso y más, es históricamente posi¬
ble, dadas las variaciones del pensamiento humano; la necesidad de bus¬
car, cada dia más, mayor dominio de la justicia distributiva y mejor fun¬
cionamiento de los servicios; los desengannos de la experiencia y las
irregularidades de las reacciones intelectuales y sentimentales que ésta
produce, tan rara vez contenidas en el justo medio que por algo, a más
de corresponder a la resultante circunstancial de dos fuerzas, ha de sei
también justo. Pero lo que no podrá aceptarse nunca, cualesquiera que
sea el régimen del Estado y de la Economia, si queremos que se sal¬
ve la civilización y perduren las sociedades humanas, es que se suprima
el respeto a la persona individual y social, el respeto a todas y a cada
una de las condiciones elementales de su vida y a todas las garantias ju¬
ridicas que las defienden y hacen posible su práctica regular y constante.
Ese respeto para todos y para todo ha de ser, por supuesto, no platóni¬
co y de pura expresión y realidad verbal, sino efectivo, mediante el cum¬
plimiento riguroso, asi en paz como en guerra, de las leyes que garanti¬
zan esas condiciones de vida de la persona, equivalentes a otras tantas
de las que llamamos -libertades»: o sea, digámoslo una vez más, de las
condiciones fundamentales de la existencia y la actividad espiritual de las
personas en pleno derecho; el cual, si no fuese sustancialmente materia
de realizaciones y no de meras declaraciones verbales, de bien poco
serviria.
Basta con esto para corresponder, segûn la práctica de la Academia,
a la bella disertación que oisteis antes y con que se incorpora a nosotros
D. ANTONIO ZoZAYA. De él estamos seguros todos, previamente, que será
un buen companero, de los que trabajan en beneficio de los fines cientifi¬
cos de nuestra compannia y de los que saben convivir con todos sin olvi¬
dar que la buena convivencia social no consiente ser aprovechada para
el medro egoista ni para la satisfacción de las vanidades.
982881
Max-Planck-Institut für
Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
he Rechtsgeschichte