gente rectificación de esta situación angustiosa muchas
extranas supersticiones; pero quizâs la que ejerce una
acción mâs eficazmente perturbadora, es la supersti-
ción de la técnica y el predominio del sentido prag-
matista en las aplicaciones politicas. Fijándonos en
la superstición de la técnica, nos dice claramente
adónde nos ha Ilevado y adónde nos podria llevar
semejante desvario moral, la aplicación inconsidera¬
da por el técnico ciego—o con orejeras—de la Ila¬
mada racionalización del trabajo, que dejada a si
misma, sin las catâstroles que se ponen ya a su cuen¬
ta, acabaria por convertir las sociedades humanas en
las lûgubres sociedades de termes, que Maeterlink
tan bellamente ha descrito.
Semejante actitud del espiritu reinante, ante las
preocupaciones que laten y se atropellan tras el tér-
mino de «progreso», de significación tan confusa, au¬
menta el valor y la utilidad ideal del hermoso discur¬
so del senor Morente, en cuanto nos pone frente al
gran problema de los tiempos de crisis que vivimos,
crisis de todos los valores que se querrian recoger y
jerarquizar en la idea de progreso. Esta nota de ac¬
tualidad la comunica a su discurso de filósofo desapa¬
sionado y sereno, mediante, sobre todo, las bellas re¬
flexiones con que da fin el senor Morente a su ad¬
mirable disertación.
Y termino, sennores Académicos, y en vuestro
nombre, seguro de interpretar vuestro unánime sentir
en este solemne instante, dirijo al sennor Morente el
mås efusivo saludo y la felicitación más cordial.
Max-Planck-Institut für
ias Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte