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oprimidos por un poder violento; y diputa su
ausencia como un signo de incapacidad u opre¬
sión. Son la condición y el signo de una vida
politica fuerte, la manifestación natural y nece¬
saria de los grandes resortes ocultos que animan
a un pueblo.
Naturalmente, al discurrir sobre este punto
habremos de acudir en primer término al pais
constitucional por excelencia. La ignorancia de
la Historia, explotada por las pasiones de cada
momento, es la causa principal de que se susci¬
ten con apariencias de novedad cuestiones ya
resueltas, que surgieron con motivo de sucesos
y al calor de opiniones que tanto se asemejan a
otros posteriores. Quizás la mejor página sobre
los partidos se debe a un hombre pûblico, escri¬
tor ilustre, tratadista admirable, que figuró en
Inglaterra en la segunda mitad del siglo XVIII:
Edmundo Burke. Quando escribió éste su breve
pero substancial obra Causas del presente descon¬
tento, habiase producido en la Gran Bretana una
situación politica interesante. Dominando desde
la muerte de la Reina Ana, es decir, durante
medio siglo, el partido Whig, todas las combi¬
naciones de gobierno motivadas, ya por el esta¬
do de la politica interior, ya por los asuntos ex¬
teriores, tan trascendentales para el Reino Unido
durante el siglo XVIII, habianse realizado dentro
Max-Planck-Institut für
jas Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschich