son desiguales. Las aptitudes confieren a los que las
poseen la facultad de ejecutar actos intelectuales más
perfectos que los de los que no las tienen, y estas
aptitudes son las que permiten orientar a los ninos
hacia una u otra carrera. El ejercicio de una profesión
reclama una aptitud localizada en una facultad, y pa¬
ra las demás facultades, una capacidad funcional tan¬
elevada como sea posible.
Ya se considère el resultado de un hábito aptitud,
ya se restrinja esta disposición orgánica y fisiológica.
a las no adquiridas por el ejércicio, es indudable que
el hábito predispone en general favorablementé para
la continuidad de un trabajo.
Los estudios de Cajal sobre las neuronas de los¬
adultos en relación con las de los ninos, permiten afir¬
mar la alteración orgánica (aumentos de volumen, pro¬
longaciones más largas y espesas en los primeros)
que el ejercicio produce sobre las neuronas, provo¬
cando disposiciones anatómicas destinadas a aumen¬
tar la capacidad funcional; probablemente por el mis¬
mo mecanismo que el hábito provoca el nacimiento
de la disposición adquirida, que facilita la repetición
de los mismos actos y, por consiguiente, el aumento
del rendimiento. Más nótese que si por el hábito la can-
tidad de los actos ejecutados en una unidad de tiempo¬
aumenta, no por ello mejora su calidad.
Por otra parte, el primer acto intelectual educativo
que se ejecuta, facilita la reproducción de los mismos¬
éjercicios más perfeccionados por la educación,
El trabajo psiquico produce fatiga y los centros
de idealización se cansan más rapidamente que los
mneumónicos. El trabajo mental produce residuos
que alteran los elementos constitutivos de los cen¬
tros nerviosos, perturbando su funcionamiento in¬
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Real Academia de Ciencias Morales y
geschichte
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