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sis por que atraviesa en Espana y fuera de Espana. Basta
estar medianamente atento a cuanto se escribe para ver que
cuando, en lo que va de anno, han coincidido escritores gra¬
ves como Duguit y cronistas ligeros como Pierre Weber, en
la afirmación de la crisis parlamentaria, no puede creerse ni
que la crisis sea superficial ni que sea pasajera. Pero si la
enfermedad es real y honda, sin que tratadistas y gobernan¬
tes havan encontrado instrumentos politicos capaces de sus¬
tituir el régimen parlamentario, iquién negarâ la prioridad,
sobre cualquiera otra obra, de acudir en remedio de ese régi¬
men, para que cuanto sobre él se edifique no sea algo incier¬
to y movedizo, construido en arenas, que el vendaval de la
revolución puede inesperadamente destruir y aventar? Quan¬
do los representantes parlamentarios de mi patria me lleva¬
ron en dos distintas Cortes con sus votos a la Presidencia de
una de las Cámaras, fué mi preocupación constante, inspira¬
dora de mi conducta, tonificar y realzar el prestigio del Par¬
lamento, inspirándome en las normas y ejemplos de quiènes
coincidieron con el máximo esplendor del sistema. Ahora
que encuentro ocasión de discurrir sobre los expedientes te¬
rapéuticos que en todas partes se va aplicando a la dolencia
parlamentaria, con los nombres de voto obligatorio, repré¬
sentación proporcional, voto femenino, escrutinios por lista,
parlamentarismo profesional, etc., creo cumplir un deber
consagrando a todo eso algunas ligeras observaciones para
contrastar la doctrina y la práctica, lo que en otras partes
se escribe y legisla y lo que en Espana se piensa, seguro de
que esas observaciones mias, ya que no puedan ser, por
mias, fundamentales en el orden especulativo, si seran fiel
reflejo de una experiencia directa y dilatada, y serän tam¬
bién sugeridoras de otras que remuevan la conciencia na¬
cional y nos lleven a asentar el sistema politico que vivi¬
mos, sobre bases sólidas que sean propicias al progreso pa¬
trio, a ese progreso que anhelariamos todos rápido, y en¬
tristecidos contemplamos lento.
Max-Planck-Institut für
Real Academia de Ciencias Morales y Politic
europäische Rechtsgesch
ichte