potencias, que dejaron limitada la medida, por medio de certifi¬
cados de origen y fianzas de los exportadores, a las provincias ho¬
landesas. Los certificados falsos, las interposiciones personales y
otros arbitrios de este tipo, impidieron que los productos holan¬
deses dejasen de llegar a Sevilla (35) ; pero, aun asi, los holande
ses encontraron más práctico hacer en las Indias occidentales lo
mismo que en las portuguesas de Oriente: prescindir del interme¬
dio de las respectivas metrópolis y encaminar directamente à las
Indias su exportación. Esta actitud se corrió a las otras potencias
europeas, animadas de concausas harto evidentes: el nivel de pré¬
cios americano, el rigor y las trabas del derecho administrativo
que regulaba el comercio licito, la limitación de las flotas oficiales,
el peso de los tributos, la conveniencia inmensa de la poblacion co¬
lonial, la venalidad de la administración y la rivalidad y la éne
miga hacia Espana de las potencias europeas. En los comienzos
del XVII, 200 navios navegaban cada anno desde Portugal con cargos
de sedas, linos y panos de procedencia inglesa, holandesa y fran¬
cesa, que, destinados al Brasil, penetraban luego en los territo¬
rios espanoles de Argentina, Bolivia, Chile y Perù, llegando hasta
la misma Lima. En 1621 se incorporó la Compania Holandesa de
las Indias del Oeste y desde 1623 comenzó una incesante guerra
maritima contra el dominio colonial en América de los pueblos
ibéricos. Durante bastantes annos, la provincia de Pernambuco, en
el Brasil, estuvo bajo el dominio de la Compania. Se Ilevo a cabo
también el asentamiento de las potencias europeas en las islas del
Mar Caribe; la Martinica advino francesa; Curaçao, holandesa, y
Jamaica, inglesa, a consecuencia de la expedición de Oliver Crom¬
well. Estas posesiones constituyeron firmes centros de irradiacion
del comercio de contrabando, que se consolidó prósperamente (36).
Alvarez Ossorio pudo decir en su Extensión politica y économi¬
ça (1686) que el comercio de Indias se surtia en 1/4 de las flotas
y galeones que desde Sevilla-Cádiz hacian el trafico licito, y
(35) Sée, Les origines du capitalisme moderne, pâgs. 61 y 62.
(36) Haring, op. cit., pág. 117. Los 200 navios de comienzos del vVIl es
cifra, probablemente, exagerada.
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Max-Planck-Institut für
Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
opäische Rechtsgeschichte