en agosto de 1939, con ser cargos tan honrosos, marcarian dos
sencillas efemérides dignas de mención en la biografia de un
academico, pero desnudas de todo comentario, por el temor de que
en la critica del gobernante se mezclase el apasionamiento politico
que nunca debe empanar el horizonte siempre sereno de nuestra
Real Academia. Pero en aquellas materias donde la novedad del
caso exigia màs que el arte empirico de la politica, el genio crea¬
dor del cientifico, obligado a construir su doctrina sobre las rea¬
lidades que le ofrecian fenómenos hasta entonces desconocidos, la
solucion propuesta, aunque encerrada en el texto de las leyes y
sometida a ensayo en el laboratorio inmenso de la Nación entera,
no deja de constituir una magnifica experiencia cientifica que ava¬
lora la invención de su autor y se hace digna de ser considerada
en esta Academia. Asi ha ocurrido con el régimen de la moneda
espanola y con el ordenamiento del seguro implantados por el se¬
nor Larraz en los dias más angustiosos para uno y otro problema.
Quien hubiese contemplado desde un alto observatorio el curso
de la vida económica en la Espana nacional y en la zona roja,
hubiera visto que marchaban no en planos paralelos, sino en lineas
cada vez mas divergentes, porque las separaban sin cesar la vir¬
tud, el trabajo, la austeridad y el orden. Y, sin embargo, el signo
representativo de tan diversa y aun opuesta riqueza, seguia de¬
signandose con el mismo nombre de peseta.
Negar todo valor a la moneda que habia servido como instru¬
mento de los cambios bajo la dominación roja, hubiera sido una
tremenda injusticia, doblemente reprobable por recaer sobre los
mas desgraciados de nuestros hermanos, los que gimieron bajo el
yugo de la tirania marxista. Equipararla a la moneda nacional,
ademàs de constituir la santificación de muchos latrocinios, hu¬
biera producido la apoplejia monetaria de Espana y con ella el
hundimiento de nuestra economia. Ante esta terrible alternativa,
dónde podiamos encontrar un patrón que nos sirviese de modelo
o que al menos proyectase alguna luz sobre tan negro horizonte?
La tragedia nuestra no podia equipararse con la Guerra de
Secesión de los Estados Unidos, porque alli no lucharon como
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Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte