LO VIVO Y LO MUERTO EN LA IDEA LIBERAL
credo y nutriendo con una fe una actividad y un ideal
de vida concreta. Es asi cómo se mostrò capaz de
producir un Orden social y un tipo humano. No hace
falta la ulterior aclaración que me propongo, para pré¬
sentir que este Orden social y este tipo humano fué¬
ron el Orden y el hombre burgueses.
Conviene precisar esta idea. Lo que acaba de ser
dicho podria parecer una interpretación de la Historia
segûn el criterio marxista, que subordina lo politico
a lo económico y concibe los hechos sociales en fun¬
ción de un predominio clasista.
Mal se avendria esta consideración con la creencia
en la libertad como prerrogativa humana y como me¬
todo universalmente adecuado para el contraste de los
criterios y para la determinación de las opiniones com¬
partidas. La libertad —se dice— no prejuzga ninguna
tendencia, abre cauce a todas por igual, y, aplicada
a la Politica, permite registrar los cambios de opinión,
cualquiera que sea su contenido.
Esta aspiración —se deduce de lo dicho— merece
ser tenida en cuenta porque en ella reside la razón de
permanencia de impulsos que los cambios históricos no
pueden anular. Mas, junto a ella, el liberalismo como
sistema es fenômeno de época, es época en si mismo,
y un analisis critico nos lo muestra vinculado a las
necesidades del tiempo, en cuanto las suscita tanto
como en cuanto las refleja.
La Historia, segun Hegel, es el desarrollo de la
idea de libertad. Pero al operar siempre la libertad
dentro de unidades parciales —de espacio y tiempo—,
forma unidad orgánica con los modos de vida social.
En este momento conviene referirse al eje en torno
del cual se forja el sistema. La vigencia de este siste¬
Max-Planck-Institut für
jencias Morales y Politicas
uropäische Rechtsgeschichte