aceptar muchas de las novedades en boga, rechazar con firme y dies¬
tra dialéctica, el determinismo materialista en que se apoyaban filo¬
söficamente, como en su soporte mâs solido, las investigaciones reali¬
zadas, Enrique Ferri, en su Sociologia criminal, hizo al joven escri¬
tor espanol la justicia que le era debida, replicando a sus conclusiones
y discutiendolas con ardor, pero estimando en cuanto valia la nobili¬
sima buena fe con que se vertian y la despierta inteligencia y la sin¬
gular preparacion doctrinal que claramente revelaban.
En 1900, publicó el sennor Silió un nuevo libro: Problemas del dia,
sobre temas intimamente relacionados con la crisis del Derecho penal;
esta vez, un escritor extranjero eminente, el célebre juez Gabriel
Tarde, estampaba, a la cabeza del libro, un ingenioso, profundo y a
la vez laudatorio prólogo.
A partir de los primeros annos del siglo xx, la actividad del senor
Silió abandona temporalmente el examen de problemas especulati¬
vos para concentrarse en la politica. No puedo menos de recordar con
sincera y honda emoción, que fué precisamente en esa época, una de
las más accidentadas e interesantes del siglo en que vivimos, cuando
conoci al senor Silió y cómo me unió a él, en estrecha simpatia, la
comun devoción a un hombre insigne, que fué para mi, como para él,
a la vez, jefe, maestro y paternal amigo: don Antonio Maura. «Me
alisté en su bandera —ha dicho Silió, y podria yo ahora repetir— el
mismo dia en que la tremoló, y ella sigue siendo mi ensena, muerto
el abanderado.» Desde 1913 a 1919, durante seis largos e inolvidables
anos, el sennor Silió y yo compartimos tareas de propaganda y contro-
versia, en que hubo de emplearse casi integra nuestra actividad, em¬
pujada por la noble pasión de servir el interés pûblico; juntos, también,
procuramos servirlo en el momento en que Maura, reivindicado su
nombre y triunfante nominal y momentáneamente su ideal politico,
presidió, en 1919, el Consejo de Ministros
Tuvo entonces Silió ocasión propicia, colocado a la cabeza del Mi¬
nisterio de Instrucción Pûblica, de desarrollar en proyectos de ley y
en disposiciones y medidas administrativas, muchas de las ideas bri¬
llantemente expuestas, sobre el problema pedagógico espanol, sobre
la escuela publica y sobre la profesional y universitaria, en otro de sus
excelentes libros: el que en 1914 publicó sobre La Educación Na¬
cional.
De lo que el senor Silió pudo, merced a circunstancias favorables,
realizar, aunque no con la plenitud que él sonara, ha quedado mucho
en pie y no sufrirá, seguramente, en el futuro, alteración sustancial:
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Max-Planck-Institut für
cias Morales y Po
europäische Rechts