heroica; la de abandonarse y sumirse en la relajación, para vivir con
ella y de ella, que es la manera cinica, y la de dolerse del cuadro, sin
mover alboroto, estudiarle como materia entretenida y curiosa y
cennir la vela a los vientos en la navegación, sorteando inteligentemente.
con prudencia y discreción, los escollos más peligrosos.
Gracián no tuvo temple heróico, ni fué cinico, y reaccionó en sus
obras, haciendo gala de elegante humorismo y de senorial compos¬
tura. Su pesimismo no le arrastra a la desesperación. Los reveses y
las heridas que sufrió no le apartaron de su constante amor a la vida.
En las obras de que se hablará luego, jamás suena el clarin queve¬
diano de la Politica de Dios, Gobierno de Cristo, que sobreco¬
geria con sus notas vibrantes a los Principes y potentados de la tie¬
rra. Ni es tampoco Graciân, como Saavedra, contradictorio y fluc¬
tuante, alternador de «una de cal y otra de arena».
Las faltas del preceptivismo gracianesco no estan en que resulte
contradictorio, como no lo es tampoco Maquiavelo. Lo que se puede
discutir e impugnar es su validez, su eficacia y su calidad ética. La
doctrina moralista de Gracian viene a ser el arte de vivir y triunfar
en sociedad con el empleo de un maquiavelismo de guante blanco,
atenuado, sin estridencias, sin crudezas ni aristas. El vulpejeo se em¬
plea en ocasiones, mas con tal comedimiento y distinción que casi
Ilega a hacerse atrayente y simpâtico.
EXTRAORDINARIO ÉXITO DE GRACIAN
Ono de los ejemplos mâs salientes que se pueden mostrar, del gran
prestigio que alcanzó el intelectualismo espanol, intelectualismo de
ley, en la hora misma en que periclitaba nuestra valoracion interna¬
cional, es la râpida difusión y la altisima estimacion alcanzadas por
las obras de Gracián y su autor fuera de Espana.
El Héroe se publica en 1637, y en 1645 sale a luz el Héroe fran¬
çais, de Ceriziers, verdadero plagio del espaniol, segun Ovejero. El
mismo ano 1645 le traduce al francés Gervaise.
El Orâculo se traduce, al francés también, por Amelot de la Hous¬
saie, y al alemán por Schopenhauer, quien dice que Gracián es su escri¬
tor preferido y El Criticón el primer libro del mundo.
Nietzsche le nombra alguna vez diciendo «el asombroso Gracian».
Y su fama no fué producto caprichoso de la moda, ni flor de un dia.
pues perdura y resiste la accion desgastadora de los siglos, que sölo
Max-Planck-Institut für
nia de Ciencias Morales y Po
europäische Rechts