disimulando y acomodandose al tiempo y a las personas, 
se corona en esta empresa la frente del leon no con las artes 
de la raposa, viles y fraudulentas, indignas de la generosi¬ 
dad y corazón magnanimo del Principe, sino con las sierpes, 
simbolo del imperio y de la majestad prudente y vigilante, 
y jeroglifico en las sagradas letras de la prudencia; porque 
su astucia en defender la cabeza, en cerrar las orejas al en¬ 
canto, y en las demâs cosas, mira a su defensa propid, no 
al dano ajeno». 
* . 
«Solamente puede ser licita la disimulación y astucia 
cuando ni enganan ni de jan manchado el crédito del Principe; 
y entonces no las juzgo por vicios, antes o por prudencia 
o por virtudes hijas de ella, convenientes y necesarias en el 
que gobiernà. Esto sucede cuando la prudencia, advertida 
en su conservación, se vale de la astucia para ocultar las 
cosas, segun las circunstancias del tiempo, del lugar y de 
las personas, conservando una consonancia entre el cord- 
zón y la lengua, entre el entendimiento y las palabras. Aquella 
disimulación se debe huir que con fines engauosos miente 
en las cosas mismas; la que mira a que el otro entienda lo 
que no es, no la que solamente pretende que no entienda lo 
que es»... 
. . . 
«Decir siempre la verdad serà peligrosa sencillez, siendo 
el silencio el principal instrumento de reinar. Quien la en¬ 
trega ligeramente a otro, le entrega su misma corona. Men¬ 
tir no debe un Principe, pero se le permite callar o celar la 
verdad.» (Tomo II, empresa XLIII.) 
SIGUE LA DISIMULACION 
«Esta disimulación es mas necesaria en los evrores y 
vicios del Principe; porque aborrece al que es testigo o sabe¬ 
dor de ellos. En el banquete en que fué envenenado Britanico 
huveron los imprudentes; pero los de mayor juicio se estu¬ 
vieron quedos mirando a Nerón, porque no se infiriese que 
conocian la violencia de aquella muerte, sino que la tenian 
por natural.» (Tomo II, empresa XLIV.) 
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