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realizada, sin advertir que aquel que no posee mâs que
inteligencia es un ser incompleto.
Inteligencia sin afectividad depurada, sin voluntad rec¬
ta y esforzada, sin sentido moral, es, no inûtil, sino enemi¬
ga de su propio y alto destino. Nuestra filosotia de los si¬
glos XVI y XVII sostuvo vigorosamente el principio de lo
permanente como lo esencial a la construcción filosófica;
sin embargo, y por no prevenirse contra el peligro de creer
que todo estaba hecho, se cayó en una inercia tatal, mien¬
tras que en Europa se aplicaban los estudiosos a la rectifi¬
cación de los que pasaban por conocimientos cientificos
y a explorar los secretos de la Naturaleza. A nuestras
Universidades, ya tan menguadas de saber, en fines del XVII
y gran parte del XVIII, llegan noticias contusas de nuevos
problemas respecto al mundo fisico y de leyes que se re¬
velan ante la curiosidad de los investigadores, y, encerra¬
dos en sus especulaciones, nuestros filósotos se quedan sin
contenido para aquéllas, y la degeneración es fan mani¬
tiesta, que causa pena leer aquellas proposiciones y tesis,
que llegaron, en una gloriosa Salamanca, a ocupar las in¬
feligencias de los graduandos y de sus maestros.
El momento era propicio para toda superstición y Fei¬
jóo tuvo que dar la voz de alarma; pero no se evita que, en
el mismo critico y en otros muchos no prenda ung
admiración de neófitos por los filósofos de la Enci¬
clopedia, y que en esta Espanna de Luis Vives, de Gó¬
mez Pereira y de Huarte de San Juan, de Vallés y de
tantos otros, tan justipreciadores del valor del conocimien¬
to sensitivo, se queden como fascinados ante el sensualis¬
mo de un Condillac o ante las teorsas de un Contrato So¬
cial, olvidándose de aquellos inmortales maestros Vitoria
Soto, Alonso de Castro, Suárez y tantos otros filósofos y tra¬
tadistas de Derecho.
Ante tamana decadencia del espiritu espannol, faltos de
aliento que sostenga al investigador en su labor desintere¬
Max-Planck-Institut für
Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte