do la sociedad desapareció, anos más tarde, fué sucedida por otras.
La idea de la sindicación obrera pasó pronto de la industria textil a
otras industrias y ya no desapareció.
Surgieron los primeros «conslictos sociales». El más antiguo co-
nocido es el promovido en 1831 por los obreros textiles de Barcelo-
na. Uno de sus motivos era, sin duda, el odio de los obreros a las mâ-
quinas, que, segûn ellos, les privaban de trabajo y hacian bajar sus
salarios; este odio ha sido un fenómeno general en los primeros
anos de la implantación del maquinismo en todos los paises. Pero el
primer «conflicto social» importante parece ser la huelga general de
Barcelona de 1855. No parece haber tenido una causa clara y con-
creta; persistia la sorda oposición obrera a las mâquinas; habia un
nûmero de obreros, importante para la época, en paro forzoso; un
bando del capitán general de Cataluna, de 21 de junio, pretendió
disolver todas las asociaciones obreras ya con existencia semilegal.
Lo cierto fué que el 2 de julio los obreros abandonaron tumultuosa-
mente las fábricas de Barcelona. La huelga se extendió a otras pobla-
ciones y duró una semana. Finalmente el Gobierno de Espartero so-
lucionó el conflicto con una vaga promesa a los obreros.
Si, usando un simil militar, podemos decir que la industria tex¬
til fué la avanzada de la revolución industrial, el grueso del ejército
fué la industria metalurgica y especialmente la siderurgia. El maqui¬
nismo trajo consigo una enorme extensión del uso del hierro. Tradi¬
cionalmente, la madera desempennó hasta fines del siglo XVIII muchas
tareas que hoy desempenna el hierro. Con ella se hacian las vigas de
las casas, los buques, los carruajes; también de madera se construia
la mayor parte de la maquinaria: molinos, telares. Con el maquinis¬
mo, el hierro fué desplazando gradualmente a la madera en todos
estos usos. Se necesitaron cantidades crecientes de este metal; afortu-
nadamente los inventos técnicos, ya lo hemos visto, permitieron pro-
ducirlas.
La nueva importancia del hierro y del acero favoreció a los pai¬
ses grandes productores, es decir, a los que disponian a la vez de ri-
cos yacimientos de hierro y de carbón. Eran principalmente Inglate¬
rra, Alemania y Estados Unidos. A ellos fué pasando la hegemonia
económica, politica y militar. Como dice Keynes, el Imperio alemán
fué fundado no con el hierro y la sangre, sino con el hierro y el
carbón. Francia tiene una producción carbonifera relativamente esca¬
sa y de calidad deficiente; ello es una de las razones que explican la
pérdida de la supremacia francesa en Europa en los tiempos de
Luis XIV y de Napoleón, anteriores al maquinismo; también explica
el perenne deseo de Francia de incorporar el Sarre a su economia,
Max-Planck-Institut für
sy Politicas
juropäische Rechtsgeschichte