dran, por ejemplo, facilitar la prueba de la paternidad, afectando asi
a la institución juridica de la familia.
Podria hacerse una escala ordenada de las distintas disciplinas
cientificas, en razón de su influjo mayor o menor sobre las del dere¬
cho. El grado de influjo vendria dado por la relación que cada dis¬
ciplina tuviera con la vida social del hombre. La ordenación de las
ciencias por su relativa importancia para las del derecho se acomo¬
daria asi bastante fácilmente a cualquiera de las clasificaciones de las
ciencias que han estado en uso. Por ejemplo, al sistema que ya for¬
muló Augusto Comte: las ciencias que hacen relación a la sociedad
humana seran mas importantes para el derecho que las biológicas,
que a su vez lo serán mas que las fisicas y éstas que las matemâticas.
O por poner otro ejemplo, no menos caduco, las ciencias mâs cerca¬
nas al derecho serian las ciencias llamadas del espiritu y las mas re¬
motas las ciencias de la naturaleza.
Hasta ahora la cosa no ofrece mayor dificultad. Esta relación de
las distintas ciencias con la del Derecho nos parece perfectamente
adecuada a la naturaleza del objeto de cada una de ellas. Nos parece
asi, de carâcter evidente, el ejemplo antes citado: la ciencia de los
astros tiene que ver con el derecho mucho menos que la biologia. Pero
la sorpresa y la dificultad empiezan cuando caemos en la cuenta de
que no siempre ha sido asi.
Durante miles de anos, y hasta hace pocos siglos, muchas socieda¬
des humanas han visto en la ciencia de los astros la mâs importante
para regir la conducta humana. Y esta creencia dejò un rastro pro¬
fundo en la vida y en la ciencia del derecho.
En tiempos remotos pensaron los hombres que los astros eran dio¬
ses y que sus destinos estaban regidos por ellos. El antiguo Oriente
estaba persuadido de que todo en la tierra responde a la ley de las
estrellas. Con las conquistas orientales de Alejandro Magno esta creen¬
cia conquista, a su vez, el Occidente e impregna toda la cultura de
Grecia y de Roma. En la Medicina, en la Arquitectura, en la Poesia,
en la Politica, en todos los órdenes de la vida imprimirá sus huellas.
Se harà también visible en la concepción del ius naturale de los ro¬
manos; y no hay que recordar que en Roma el Colegio de los Pon¬
tifices que reglaba el calendario, segûn los astros, era el custodio del
culto y del derecho y el que determinaba los dies fasti, en los cuales
lege agere licebat.
Max-Planck-Institut für
Ciencias Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte