condiciones hubiera economistas en Espana, seria preciso creer
en la generación espontánea (1).
Ahora han cambiado las cosas rápidamente. Desde 1939 se
ha creado la Facultad de Ciencias Politicas y Económicas, en
la que éstas constituyen una sección completa, con plan de
estudios muy amplio. Se ha creado el Instituto Sancho de
Moncada, de Economia, en el Consejo Superior de Investiga-
ciones Cientificas. Y un grupo numeroso, como nunça se pudo
sospechar, de estudiantes, jóvenes muchisimos, no pocos ma¬
duros, algunos viejos, siguen con avidez cursos y trabajos
prácticos y se inician en la investigación. Se puede afirmar ter¬
minantemente que hoy seguimos en Espana al dia el movimien¬
to cientifico de la Economia en el mundo; pero aspiramos a
incorporarnos rápida y eficazmente a su elaboración. Seria muy
prematuro pensar en escuelas o direcciones tipicas espanolas;
pero urge mucho que nuestra actividad de investigación sea,
desde el primer momento, tan seria, su orientación tan correcta
y sus bases tan sólidas, que sea posible llegar pronto y con pro¬
vecho a ese limite obligado.
Si a todos nosotros, profesores o estudiosos de la Economia,
nos corresponde el deber de contribuir a tal resultado, yo he
creido que el mio en este momento me daba decidida la elec¬
ción del tema. Y puesto que cualquier esfuerzo en la investiga¬
ción, aun con resultado provechoso, corre siempre el peligro de
perderse estérilmente si es cosa aislada y no responde a un plan
y a una orientación de conjunto, es decir, a una construcción
sistemática rigurosa, me parece evidente que lo primero de todo
debe ser el empeno de definir exactamente posiciones y orien¬
taciones básicas, elaborar con rigor, conceptos fundamentales y
fijar métodos de trabajo apoyados en los cimientos más sólidos
que nos pueden ofrecer las disciplinas más elevadas, capaces de
iluminar y dirigir al espiritu humano en la busca de la verdad.
Sólo asi el trabajo de los economistas espanoles podrá reunir
las caracteristicas de obra orgánica y sistemática çon las que
aspire a incorporarse a la labor de cuantos se esfuerzan hoy por
todo el mundo en la construcción de la Teoria económica.
Limitado y acotado asi el recinto en que habia de encerrar
rigidamente mi elección, ya no podia sentir dudas ni vacilacio¬
(1) Jorge Curtius: Gramática griega. Traducción de don Enrique Soms y Cas¬
telin. Madrid, 1887. Prólogo, pág. XIII.
Max-Planck-Institut fül
Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte