subido honor, he cultivado y sigo cultivando ahora mismo, y
cada vez con más vivo interés, una especialidad que por su na¬
turaleza es, sin duda, la menos apropiada para encontrar en su
recinto tema adecuado para este acto, aunque al renunciar a
buscarlo alli tenga que renunciar a escribir de lo que sé más
o de lo que ignoro menos. Pero profesor y teórico, sólo puedo
tratar de un problema de Teoria económica, y aqui es precisa¬
mente donde aparecen las dificultades para la elección y donde
se encuentran también las razones que la han determinado.
En la raiz misma de la Teoria económica contemporánea se
plantean problemas fundamentales que lo son tanto más cuanto
que trascienden del ámbito de la Economia, y cada vez se va
viendo mâs claro que, mientras no se resuelvan, la Teoria eco¬
nómica no se puede elaborar con el rigor lógico que da robustez
y seguridad a una construcción cientifica. Estos problemas tie
nen un valor absoluto, fuera, por tanto, de cualquier limita¬
ción de tiempo o de espacio. Alguno de ellos, precisamente el
que he elegido, solicita de tal modo la atención del munde
cientifico desde hace pocos anos, que en libros y revistas de
Filosofia, de Matemática, de Economia y de Estadistica, se estu¬
dian sin descanso algunas de sus facetas. Pero, aparte de este
interés, que sobraria para justificar la elección que de él he
hecho, tenemos razones especiales en Espana para concederle
atención muy preferente.
Hemos vivido durante siglo y medio de la ciencia económica
extranjera. Se podrá atribuir la falta de aportaciones del pensa¬
miento espanol a la elaboración de la Teoria económica, a cau¬
sas muy distintas. Es probable que cada cual encuentre una
explicación causal que le satisfaga. Pero nadie podrá negar que
debe de haber tenido influencia no pequena en tan lastimosa
ocurrencia la falta de estimulo, de ambiente y de medios. Una
câtedra de lección alterna en la Facultad de Derecho ha sido.
hasta ahora, todo cuanto se concedia al estudiante universitario
para cultivar su vocación económica. Otro tanto se ofrecia a
los alumnos de las escuelas especiales en la ensennanza superior.
Y para licenciados, doctores, ingenieros, nada, absolutamente
nada. Ni una câtedra de estudios superiores, ni una sección de
especialidad, ni seminarios, ni institutos de investigación...,
nada. Copiando a la letra una frase de don Marcelino Menéndez
y Pelayo cuando hablaba de la ensennanza del griego en Espana,
se podria decir, con no menor exactitud, que para que en tales
Max-Planck-Institut für
Real
Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte