parse de principios económicos que del tejido de los resultados
de la economia con los de las otras ciencias sociales» (34).
Ahora bien: han triunfado los sociólogos? ;Es de alguna
entidad o cuantia importante el resultado de su obra? En el
apéndice C de los Principles de Marshall (7.a edic.), se dice que
Comte ensenó bien los males de la extrema especialización, pero
que una ciencia social, aunque deseable, no puede ser alcanzada,
como muestra la experiencia. Blanca Magnino, al concluir la
revista de la literatura sociológica (35), afirma: «Ya hemos in¬
dicado, en el curso del trabajo, las insuficiencias, lagunas o con¬
tradicciones de las distintas escuelas sociológicas y, sobre todo,
su incapacidad radical de llegar a la comprensión exacta y, por
tanto, a la solución verdadera del problema.» Yo he sentido
siempre, tras la lectura de cualquier Tratado de sociologia, una
sensación de vacio. A la sociologia le ha perjudicado honda¬
mente el espiritu positivista con que se viene cultivando, igual
que una fisica o una biologia más. Digno de mención es el
libro de M. De la Bigne de Villeneuve (36). Encuentra el autor
que los estudios juridicos y económicos se hallan viciados en
nuestra época por un exceso de deseo analitico, pensando que
al análisis debe sustituir la sintesis, y que es llegado el mo¬
mento de integrar la Economia y el Derecho en la Sociologia.
También yo pienso en la necesidad de una disciplina comûn
a la economia, al derecho y a la politica. Pero si la integra¬
ción se hace en una sociologia positivista, es seguro que el
esfuerzo resultará estéril.
Permitanme los senores Académicos, puesto que esta Casa
es lugar donde hemos de exponer nuestros pareceres cientifi¬
cos, y donde en lucha noble, caballerosa y fecunda contrasta¬
mos el valor de nuestras personales inquietudes e investiga¬
ciones sobre las materias del Instituto, que confiese sucinta¬
mente mi trayectoria, y que hable, para terminar, de algo que
ya he esbozado o aludido en otra parte (37). También yo, que¬
rido senor Zumalacarregui, me empapé en mi juventud univer¬
sitaria de neohistoricismo y de wagnerismo. Llegué a conocer
a fondo a Marx. El institucionalismo conveniente y la integra¬
(34) Id., nüm. 2.022.
(35)
Historia de la Sociologia, págs. 209 y 210. Edición espanola.
(36) La crise du «sens commun» dans les sciences sociales. Sirey, 1934.
(37) La meta de dos revoluciones. Conferencia de febrero de 1945,
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Max-Planck-Institut für
prales y Politicas
europäische Rechtsgeschicht