con estadisticas. Incidentalmente, Unamuno le comunicó que
habia en el mundo gentes que aplicaban la teoria matemática
a la estadistica, y ambas al estudio de la Economia. Empero la
inclinación de Zumalacarregui por la Economia seguia sin ma¬
nifestarse. Lo que se manifestaba en él, hacia los fines de sus
cursos universitarios, era la inclinación histórica, germen pri¬
migenio de los tiempos del colegio, que, sofocado el otro (el
fisicomatemático), se levantaba alzaprimado al contacto del De¬
recho, de la Filosofia y de las Letras. En esta dirección históri¬
ca, y ya como alumno del profesor de la Central don Gumersindo
de Azcárate, vemos al nuevo académico empenado en su tesis
doctoral. Zumalacarregui abandonaba las aulas decidido, en pri¬
mer lugar, a opositar una câtedra que guardase relación con la
Historia de la Cultura.
Las vacantes que existian en las cátedras de Economia de
Santiago y Barcelona decidieron el camino. Hubo en ello mas
Providencia que reflexión, segün el propio Zumalacarregui. Co
menzó éste a ahondar la preparación con literatura sociológica
y libros de economia social. Cayó apasionadamente sobre los
grandes maestros del historicismo económico, del que se saturo.
Discipulo luego de Pareto y de Schmoller, la influencia de am
bos grandes maestros luchó en el espiritu del joven doctor, y
entonces surgió la crisis que habia de trazar el camino cientifi¬
co, definitivo, del nuevo académico. «Algo me gritaba cada dia
con mås fuerza—me ha dicho Zumalacarregui—que el histori¬
cismo no era Economia.» Tras el primer choque con los libros
de Walras y de Pareto, choque amargo, porque las matemáti¬
cas elementales resultaban insuficientes para entenderlos, Zu¬
malacarregui, después de varias noches de insomnio, decidió es¬
tudiar en serio la matemática superior. Y asi es como el autor
del discurso que acabáis de oir inició su camino por la senda
de la Economia teórica y matemática, de la Estadistica y de la
Econometria. Una influencia familiar le habia extraido del es¬
piritu fisicomatemático, triunfante en él al acabar su Bachille¬
rato. Una influencia familiar le habia conducido al campo de las
cosas humanas, de las Letras, de la Filosofia y del Derecho.
Pero la inclinación natural de la juventud acabó por dominar,
Ilevando al senor Zumalacarregui al sector de las cosas humanas,
susceptible de ser considerado con un método fisicomatemático.
En 1903, incumplidos todavia los veinticuatro anos, el reci¬
188
Max-Planck-Institut für
Real
cias Morales y Politicas
päische Rechtsgeschichte