renciales, en cuya virtud resultan, como peculiares catego¬
rias del hombre, las necesidades artisticas, la moralidad
general y las ideas sociales particulares, la equidad del
juicio prâctico, la objetividad del conocimiento teorico y
la fuerza y profundidad de la vida. Innumerables veces
acontece al hombre pensar en pura objetividad, sin que su
varonia ocupe el mas minimo lugar entre sus sensaciones.
En cambio, dijérase que a la mujer no la abandona jamás
el sentido mas o menos claro de que es mujer, y este senti¬
miento constituye el fondo continuo sobre el cual se desta¬
can para ella todos los contenidos de su vida. Lo tipico de
la mujer es que, el hecho de ser mujer es para ella más
esencial que para el hombre el hecho de ser hombre, y, di¬
cho sea con expresión algo paradójica, le es indiferente que
haya o no hombres. En cambio el hombre ignora esa sen¬
sualidad centripeta que le baste a si mismo. La virilidad
en el sentido sexual está más generalmente adscrita a la
relacion con la mujer que la feminidad a la relación con
el hombre. La mujer no se interesa propiamente sino en
aquello a que se siente unida, ya por hallarle una finali¬
dad exterior, ético-altruista, ya por atribuirle importancia
para su salvación interna. Le falta esa impalpable comu-
nicación en que se funda el interés objetivo. El hombre
pensador, productor, actor en el comercio social es, mu¬
cho mas que la mujer, un ente de relatividad, a pesar del
carâcter absoluto que tienen sus contenidos espirituales.
Estas consideraciones parecen indicar en las investiga¬
ciones de Simmel la ineficacia plena de la mujer para los
aspectos de relación que trascienden a la vida practica, y.
sin embargo, el destino histórico sexual fisiológico de las
existencias femeninas consiste justamente en ser tratadas
y estimadas y hasta en concebirse ellas mismas como me¬
dios para el hombre, para la casa, para el ninno, circunstan¬
cias que no constituyen en la mujer una imposición violen¬
ta absolutamente externa.
Resulta de esta diversidad constitucional la diversidad
de aptitudes, que no desnaturaliza, sino que confirma, por
su carâcter de excepción, la existencia de mujeres verdade¬
ramente geniales.
Max-Planck-Institut fü
europäische Rec