antecedentes del periodo histórico por él elegido como tema
de su discurso y a situarse en épocas bien remotas de nuestra
vida social nacional, por donde su disertación abarça bastante
mas que lo que el autor nos anunció modestamente.
En ese antecedente de estudio hay, además de muy valiosas
y eruditas indicaciones, expresas citas que acreditan al histo¬
riador de varón justiciero que tiene la noble cualidad de ha¬
cer honor a quienes en el tiempo sintieron el gran problema
social de todos los tiempos, determinado por la ley universal
de las desigualdades humanas y trataron de resolverlo o por
lo menos de aliviarlo como buenos samaritanos del pueblo.
Sabe Aunós que si la historia se equivoca no pocas veces, casi
siempre, sin embargo, está hecha con imperativos reales que
en vano la pasión partidista puede desdenar, y sabe que los
hombres pueden hacer injusticia, pero el tiempo, al fin y al
cabo, la establece con una fuerza enorme de reacción contra
la malquerencia y el partidismo.
Porque estas bajas pasiones innobles no caben en el cora¬
zón de Aunós; habla éste con el debido elogio de la Monar¬
quia Espanola, afundamentalmente social y popular» hasta que
de Europa nos vino un enganoso igualitarismo y la incom¬
prensión de nuestra propia manera de ser, «saltando de la con¬
cordia gremial, amparada por la Iglesia y la Monarquia, a los
fondos de la desesperación y la rebeldia». Hasta cuando el
autor lamenta que un liberalismo exótico y pedestre inpidiera
a la Monarquia cumplir lo que califica de «deber esencial de
reanudar la vieja tradición corporativa», justifica el error de
no haberlo realizado con la coacción ideológica bajo cuyo sig¬
no tuvo lugar la Restauración; pero declara que la Monar¬
quia «retrasó cuanto pudo ese ciego impetu que por los cami¬
nos del liberalismo conducirian al socialismo primero y a la
dictadura proletaria más tarde. La legislación social de la
Restauración, anade, es generosa y amplia». No para en eso su
tributo justiciero a la Institución caida, sino que tiene a gala
rendirlo también a las grandes figuras que la sirvieron, sir¬
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Real Acade
nia de Ciencias Morales y Politicas