blicista se halla en ese momento en que cierta presunción y descono¬
cimiento de las inmensas posibilidades de nuestra lengua, propias de
la juventud, desaparecen y dan paso a un estilo más claro y castizo;
que, como hombre, atesora la experiencia de la vida familiar y social
y ha aprendido a comprender a sus prójimos y sortear las mil dificul¬
tades de la vida social; y que como politico ha penetrado en la escena
o presenciado desde muy cerca figuras y sucesos tales como en otras
épocas no se daban en todo un siglo. Nada más natural, en estas cir
cunstancias, que el jubilo y afecto con que esta Real Academia le re
cibe, segura de que con su ingreso acrecenta su propio prestigio y
esperanza en el valor de sus futuras aportaciones.
He dicho.
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Max-Planck-Institut für
oliticas
Real Academia de Ciencias Morales y
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