irresistibilidad." De donde se origina la que bautiza como "ley de
bronce del poder": que el orden interhumano estâ en precario mien
tras no existe una instancia de poder irresistible. Y es que “la secula¬
rización de la realidad ultima comporta siempre la sacralización de
otra realidad"
En resumen, para Conde es poder politico el poder que el cuerpo
social da a la idea de perfección del orden dominante en cada momen
to y situación Quién da ese poder? Contra lo admitido por muchos
autores, ese poder no cabe que lo dé la sociedad. La sociedad no pue
de ejecutar acciones. La humanidad es una abstracción, lo mismo que
el pueblo o que la nación. El unico sujeto de las acciones sociales y
politicas es el hombre. Hegel, Marx, y cuantos afirmaron lo contra¬
rio incurrieron en error. Las acciones las ejecutan cada uno de los
individuos, lo que ocurre es que las ejecutan socialmente, afectados
fisicamente por los demás en forma de habitud. Hauriou, con su fa¬
mosa doctrina de la institución es el que más se ha aproximado a esta
tesis, buscando un modo de evitar la substantivación o el esquema de
las relaciones en cuanto a la idea del poder, y por ello le dedica Con¬
de páginas de estimación y alabanza, no exenta de reparos.
El resto se halla aun resonando en vuestros oidos. Y resonará du¬
rante largo tiempo, porque la teoria que habeis escuchado estâ llama¬
da a ser objeto de criticas y reparos, precisamente por afectar a las
mâs profundas y actuales cuestiones de la Filosofia politica.
Penetra Javier Conde en este recinto en el momento preciso en
que debiera abrirse para cada uno de los llamados por la Academia:
en el de la madurez cientifica, que no siempre sino, por el contrario,
raramente coincide, como en su caso, con el de la madurez fisiológi
ca. A diferencia de los frutos, maduran los hombres segun ciclos pro
pios de cada uno, dentro de limites bastante flexibles. El fenómeno
de la extraordinaria precocidad y el de la senectud intelectualmente
lozana son muy frecuentes. Tal vez por ello, muy amenudo llegan
aqui los hombres tardiamente. Su elección es el premio a lo que fué
más que la proclamación de lo que ya es.
No ocurre asi hoy. Recibimos gozosos a un hombre que como
cientifico ha sometido a revisión los conceptos fundamentales de su
disciplina y sentado las bases de una construcción, que de modo ori¬
ginal y con noble impetu dé respuesta y solución satisfactoria a las
angustiosas preguntas y problemas que nos agobian; que como pu¬
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Max-Planck-Institut für
rales y Politicas
päische Rechtsgeschichte