Full text: Viñas Mey, Carmelo: ¬El pensamiento filosofico aleman y los origenes de la sociologia

El pensamiento filosófico aleman y los origenes de la Sociologia 
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do, un tejido de insensateces para el pensador. Alude Kant en diversos 
pasajes de sus obras a aquella «desgana que produce contemplar el gran 
escenario del mundo», el curso contradictorio de las cosas humanas, las 
discordias intestinas, las guerras, y halla la explicación—la unica que el 
filósofo puede ensenar—en una interpretación providencialista, pero re 
ferida a la naturaleza, a la humanidad, es decir, una visión moderniza¬ 
da, actualizada—la de su tiempo—del providencialismo tradicional. El 
pietismo de Kant, las amarras que le anudaron siempre a los valores re¬ 
ligiosos, que nos explican sus nostalgias por la metafisica y que hicie 
ron decir a Fouillé (15) que el kantismo es la forma más alta y sutil 
del cristianismo, constituyen el trasfondo de sus ideas sobre el plan de 
la naturaleza, que para él era sinónimo del de la Providencia. 
Parece un tanto extranno y hasta incomprensible—dice—tratar de con¬ 
cebir la historia con arreglo a la idea de cómo debia marchar el mundo 
si se atuviese a cierta finalidad razonable; parece a primera vista que el 
resultado habia de ser algo asi como una novela, pero tenemos que la 
naturaleza, aun en el terreno de la libertad humana, no procede sin plan 
ni meta, y esta idea deberâ servirnos de hilo conductor para represen¬ 
tarnos la historia como sistema, por lo menos en su conjunto, el cual, vis¬ 
to de otra forma, no apareceria sino como un agregado sin plan alguno 
de acción humana. 
No hay en Kant, y no podia haberla, una orientación determinista. 
Kant inserta su posición libero-arbitrista en relación al hombre en un¬ 
interpretación que sólo hasta cierto punto podriamos Ilamar de deter¬ 
minismo histórico. Es una interpretación de tipo sociológico: la de la 
ley de desenvolvimiento de la humanidad, merced a la cual conjuga en 
unidad de contrarios los dos principios contrapuestos de libertad del 
hombre, que postula, y de determinismo natural. Aludiendo a «cuando 
se trata de predecir las acciones libres», escribe: «Seria el punto de vista 
de la Providencia que excede de toda sabiduria humana, la cual abarca 
también las acciones libres del hombre, que éste puede ver, pero no 
prever (para el ojo divino no hay aqui ninguna diferencia), porque 
para esto necesita la conexión de las leyes naturales, indicación que hay 
que rechazar tratándose de las futuras acciones humanas.» 
No se trata, pues, a nuestro juicio, de la tendencia a armonizar ele 
mentos coexistentes, que le han atribuido a Kant, Levy Bruhl, Espi¬ 
nas y otros autores, aludiendo a sus esfuerzos para conciliar la metafi¬ 
sica, la ciencia, la libertad y el mecanicismo. 
Existe, pues, un reinado de fines en la naturaleza. Y no compren 
demos la afirmación de Simmel en su libro «Goethe y Kant», segun la 
cual el filósofo de Koenigsberg no reconoce dicho sistema de fines, 
que cuando más, lo utiliza como mera hipôtesis de trabajo. Y es que 
(15) Critique de la Morale de Kant, «Rev. Philosophique», 1881. Véase 
TROLTSCH: Das historische in Kant Religionsphilophie, en «Kantstudiem», 
t. IX, 1904. 
Max-Planck-Institut für 
Real Aca 
jas Morales y Politicas 
europäische Rechtsgeschichte
	        
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