Full text: Pemartín Sanjuan, José: ¬Los fundamentos de la contrarrevolución

ma no es algo imaginativo, fantástico o arbitrario; es como 
bien sabéis, en sus lineas generales, la más exacta realidad 
geográfica, politica y demográfica del dia. 
Las nota. 
Descartadas, pues, las notas superficiales de la Revolución, 
profunda: 
y localizada geográfica e históricamente hoy, en el àmbite 
mundial, veamos sus notas profundas : segûn dijimos, una al¬ 
teración del ritmo histórico y una subversión del orden estable. 
cido. Procede, pues, ahora, dibujar, disefar una forma histó¬ 
rica de conjunto, de desarrollo y substancialidad temporal, 
con un orden jerarquizado y por consiguiente valorativo. Des¬ 
arrollo temporal y sustancialidad jerarquizada, son los ele¬ 
mentos fundamentales de lo funcional, de lo orgánico; hay 
pues, que bosquejar los grandes organismos históricos que la 
Revolución altera en su ritmo, subvierte, destruye y disuelve. 
Para desarrollar el tema, en este sentido, y con la mayor pro¬ 
fundidad y extensión, se necesitan términos e ideas históricas 
de la ultima y máxima categoria : la que voy a emplear, como 
base de mi disertación, es la idea de Cultura. 
Procede, pues, ahora, precisar algo este término de Cultu¬ 
ra ; pues seria imperdonable el presentar ante la Academia un 
fácil panorama de sintesis histórica de superficialidad aparen¬ 
te, sin tratar de fundamentarlo con el máximum de profun¬ 
didad y exactitud de que soy capaz. 
Genética de 
Recordaré, pues, muy rápidamente la genética del concep¬ 
concepo d 
cultura 
to de Cultura, esta ûltima «Ideo-Mito», «Idea-Volumen» de 
la historiografia moderna (sin que dé el epiteto «mito», un sen¬ 
tido peyorativo, sino al contrario, de eficacia ideográfica). EEl 
carácter inicial de la idea de Cultura es puramente subjetivo. 
«Cultura animi philosophia esty nos decia Cicerón, dando a 
aquel término la acepción que tiene en «hombre cultivado», 
«hombre culto». Acepción subjetiva, que se va ampliando en 
un sentido objetivo, de contenido ; y de la idea de la cultura de 
una persona pasamos a la de «cultura matemática», «cultura 
musical» de la misma. Pero a las acepciones de sentido obje¬ 
tivo se agrega ulteriormente una dimensión historica ; y se ha¬ 
bla de la Cultura de una época, de un periodo : de la Cultura 
micénica, de la Cultura griega, de la francesa del siglo XVII, o 
o la espanola del Siglo de Oro. Es en la segunda mitad del si¬ 
glo XVIII—recuerdo cosas harto sabidas—cuando se va des¬ 
arrollando más éste matiz historicista, como contrapartida a la 
Max-Planck-Institut für 
les y Politicas 
europäische 
echtsgeschichtt
	        
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