ficios individuales que perdian ante la ineficacia el valor del
ejemplo y de su repercusión?
Por eso, abominemos del sistema, pero exceptuemos a
grandisima parte de sus seguidores, servidores o victimas del
mismo, porque jestariamos seguros de que, de haber naci
do en su época o en las mismas coyunturas historicas, nues
tra voz, conducta civica y nuestra vida se habrian levan¬
tado como rebeldes apóstoles o mártires?, iqué habriamos
hecho, no con la ideologia o la mente de hoy y el peso de
la filosofia de la historia pasada, cualquiera de los hom
bres de gobierno actuales durante las guerras civiles, la
Revolución de septiembre, la restauración de la Monar
quia?
Muchos de nosotros sé que fundamentalmente habria¬
mos sido apostolicos o tradicionalistas, entusiastas de Nar¬
vaez o canovistas furibundos; mas otros, estoy seguro, que
formarian entusiasmados en las huestes liberales y revolu¬
cionarias.
Por el contrario, iqué harian hoy y cuál seria la actua
cion y clasificación de los gobernantes espannoles del si¬
glo XIX a la vista y con conocimiento exacto y vivido de
la experiencia de ideas, teorias, hechos, acaecimientos y pro¬
blemas planteados que se vislumbran en el mundo? Im¬
posible determinar los emplazamientos ideológicos de cada
cual, pero no es ni mucho menos imposible el descontar
infinidad de sorpresas y contemplar cómo se encontrarian
hoy encuadrados en la politica social o económica del mo¬
vimiento nacional y cuántos puntos de coincidencia con
sus doctrinas o teorias, personas que por otras razones o
motivos habiamos catalogado de adversas o contradic
toras.
Por algunos, o aun muchos, se dirá: ipor qué ator
mentarse por estos problemas o cuestiones si hemos que¬
dado en que el movimiento nacional no es un partido y
que en los postulados de aquél han quedado refundidos
todos los que de un lado de la divisoria del 18 de julio
de 1936 inspiraron aquellas determinaciones que, sin pér¬
dida de sus caracteristicas substanciales, por aportación va¬
Max-Planck-Institut fül
ales y Politicas
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tsgeschicht