Full text: Torres Martínez, Manuel de: Teoria y práctica en la politica económica

La argumentación hasta ahora desarrollada viene a resolver 
definitivamente una polémica que en páginas anteriores entablé 
conmigo mismo, acerca del significado que los economistas da 
mos a la palabra coordinación. Ha quedado bien claro que cuan¬ 
do hablamos de coordinación no podemos referirnos a otra cosa 
que a la coordinación técnica. El otro tipo, la coordinación eje¬ 
cutiva o politica, ni la tratamos, ni podemos formular un juicio 
sobre ella. Conscientes de nuestra propia responsabilidad, sabe¬ 
mos que, a pesar de poner en su solución todo nuestro cuidado 
y conocimientos, tenemos muchas probabilidades de errar; co¬ 
nocemos, de otra parte, nuestra propia limitación, y seria insen¬ 
sato arriesgar nuestra reputación metiéndonos a dictaminar en 
materia que no nos corresponde, y que de habernos atraide 
habriamos intentado cultivar. 
Por esta razón, perdonadme que con insistencia machacona 
esté subrayando las diferencias entre la función del politico y 
la función del economista. Pero existe, además, otra poderosa 
razón que me obliga a la insistencia. Razón que radica en el 
hecho de la evolución de la ciencia económica, que ha condu¬ 
cido a la precisa definición de su contenido y de los limites de 
su acción. 
Cuando Carlos Marx pronunció, a mediados del pasado siglo, 
su condena de la ciencia económica, era ésta extraordinaria 
mente popular, y la razón de ello hemos de encontrarla en que 
quien leia a Smith, Mill o J. B. Say inmediatamente descubria 
el nexo entre lo abstracto y lo concreto, entre la teoria y la rea¬ 
lidad; veia defendido o atacado un sistema que defendian o 
atacaban otros hombres. Por eso, entonces, la ciencia económica 
era popular, aunque apenas fuese ciencia. 
Pero después la ciencia económica fué transformándose y ha¬ 
ciéndose cada vez más impopular; esto es más ciencia. Gossen, 
Walras, Jevons, Menger, no eran accesibles al vulgo. Por lo mis¬ 
mo transformaron la economia en una ciencia abstracta, que 
elaboraba postulados sutiles y teoremas de validez aparentemente 
limitada a un mundo ideal. La «lûgubre ciencia de la Economia», 
que dijo Carlyle, se habia hecho incomprensible al pueblo. No 
hablaba ya de libre cambio y proteccionismo, de individualismo 
y colectivismo, de hombres egoistas y de hombres filántropos. 
Hablaba de abstractas hipôtesis: libre competencia, monopolio, 
curvas de indiferencia, de oferta y demanda, ecuaciones con 
Max-Planck-Institut für 
Real 
orales y Politicas 
päische Rechtsgeschichte
	        
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.

powered by Goobi viewer