sometidos al juicio del politico para que éste elija entre ellos el
que le parezca más adecuado.
El problema puede también considerarse como una forma de
la coordinación económica: la coordinación de los fines. Pero
en este caso habrán aparecido dos tipos de coordinación perfec¬
tamente definidos. Uno es la coordinación preparatoria de ca-
râcter eminentemente técnico, que compete al economista. El
otro tipo es la coordinación decisoria o ejecutiva, propia del
politico, que es, en fin de cuentas, quien tiene que ejecutar la
politica. Está bien claro que incluso en el caso de los fines, si
un pais carece de órganos técnicos de coordinación, debe nece¬
sariamente tener órganos politicos de coordinación. En este ulti-
mo caso no se ha producido la división de funciones a que alu¬
dimos al comienzo de este discurso, que es la caracteristica de
los problemas de politica económica, y entonces el politico se ve
obligado a suplir, con la rapidez de su intuición, la trabajosa
pericia del economista, originándose asi la identificación de
funciones a que también aludimos en el comienzo. Podemos pre¬
guntarnos ahora: jQué ocurrirá en tal supuesto? Para dar ade-
cuada respuesta voy a suponer que el politico sea a la vez un
gran economista, incluso con preparación y capacidad superiores
a quienes pudieran ser sus asesores en la materia. Y esta hipô¬
tesis coincide, en algunos casos, con la realidad.
«Qué ocurriria en tal supuesto?, pregunto de nuevo. Una
evidente pérdida de tiempo, de un tiempo que, por ser del poli¬
tico, es precioso para los intereses del pais. Permitidme expre¬
sarlo con términos económicos. Como la utilidad marginal del
tiempo del politico es superior a la utilidad marginal del tiempe
del economista, incluso para el progreso de la economia del pais,
la utilidad total de las horas de trabajo del politico disminuye si
éste dedica algunas de ellas a actuar como economista, y la pér-
dida en utilidad total vendrâ expresada por el producto del nû¬
mero de horas asi empleadas, por la diferencia entre la utilidad
marginal media de las horas del politico y la utilidad marginal
media de las horas del economista. En virtud de este razona¬
miento, para el politico no es conveniente entretener su tiempo
descendiendo al minucioso detalle que debe considerar el econo¬
mista, por la misma razón que el abogado, aun escribiendo mejor
a mâquina que su secretaria, gana eficacia dejando que ésta
ponga en limpio sus escritos.
Max-Planck-Institut für
Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschicht