Full text: Torres Martínez, Manuel de: Teoria y práctica en la politica económica

ciándose de esta manera un proceso acumulativo, en cuyas com¬ 
plicaciones no es preciso que nos entretengamos, pues el pro¬ 
pósito que ahora nos mueve es simplemente mostrar las dife¬ 
rencias entre el funcionamiento de la economia de la empresa 
y el de la economia social. 
Otro ejemplo que puede exhibirse de este diferente compor- 
tamiento es el de la reacción del mercado ante el aumento de 
producción. Una empresa que trabaja en régimen de competen¬ 
cia sólo puede aumentar sus ventas, y, por ende, el volumen de 
su producción, reduciendo los precios. Sin embargo, es posible 
aumentar la producción total, sobre todo cuando el incremento 
se localiza preferentemente en el sector de bienes de inversión; 
porque, en este caso, el incremento en la demanda total es su¬ 
perior al aumento de los costes de los bienes de consumo, com¬ 
pensando incluso el descenso de productividad inherente a una 
elevación del nivel de empleo. También entonces el impulso pri¬ 
mario o efecto-impacto vendrâ determinado o reforzado, segun 
los casos, por los efectos secundarios, dando lugar a una evo¬ 
lución concéntrica o a un desarrollo explosivo; pero el curso de 
este proceso económico tampoco nos interesa desmenuzarlo en 
sus ültimos detalles. 
Podriamos multiplicar los ejemplos que ilustran la afirma- 
ción antes hecha de que el sistema macroeconómico funciona en 
forma distinta que la microeconomia; pero en los casos exami- 
nados hemos visto que las reglas que rigen la conducta de la 
empresa individual no sólo son distintas, sino opuestas y con¬ 
tradictorias a las que son válidas para la economia considerada 
como un todo. Y los casos examinados se refieren a relaciones 
fundamentales y no a diferencias de detalle. 
Si después de lo expuesto quiere asimilarse la prâctica del 
hombre de negocios con la práctica del politico, encargado de 
regir la economia nacional, habremos de convenir en que el em¬ 
presario transformado en politico, habrá de practicar una con- 
ducta distinta y en muchos casos opuesta a la que requiere el 
manejo de su empresa. Yo no quiero afirmar con esto que el 
empresario tenga que dar necesariamente mal resultado como 
gobernante; ni lo quiero, ni lo puedo afirmar, porque numerosos 
ejemplos lo niegan. Lo que estos ejemplos confirman es que el 
empresario que ha dado buen resultado como gobernante, no 
ha sido por ser empresario, sino porque poseia además aquellas 
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Max-Planck-Institut für 
Morales y Politicas 
päische Rechtsgeschichte
	        
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