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escala, por considerar las consecuencias de éste tar
funestas como las de aquel.
Ciertamente, el abandono malicioso del hogar
implica, el quebrantamiento de la unión, la infide¬
lidad de los esposos y la pérdida del sentimiento
paterno ó materno segûn los casos.
El hecho es indudablemente mucho más grave
cuando lo Ileva á cabo la esposa, pues es ella ver¬
daderamente la piedra angular sobre la que des-
cansa la familia, es la encarnación legitima de la
pureza en el santuario del hogar y su falta es som-
bra destructora que se extiende y mata, la honra
de su esposo y el nombre de sus hijos.
Sin embargo, muchas otras causas, y tan funda-
mentales como las expresadas, debieran engrosar
esos grupos—se dirá que con ellas se desnaturali-
za al matrimonio en su esencia, pero no hay que
olvidar que el sér humano aunque propenso à sa-
crificarse por una obra noble en un momento, en
que su conciencia ó sus sentimientos lo impulsan,
dificilmente, se aviene en esperar el término de
sus dias llevando una vida de mártir, Ilena de
sufrimientos y congojas.
Entre las causas aceptadas por las legislaciones
de Francia, Bélgica y Estados Unidos—figuran las
de: enfermedad contagiosa sobreviniente—condend-
ción à presidio—pérdida completa de la razón—cré¬
tinismo — ebriedad consuetudinaria — incompatibili¬
dad de caracteres—y otras que afectando al ser mo¬