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revestir utilidad, pero el exceso en la pena no
epugna que entrane utilidad.
El tal sistema prescinde por completo de la par¬
mas sublime de nuestra natyraleza, fija su vis¬
en el éxito y la separa del principio.
l’or él no se observa al hombre, se le adultera,
10 se le esplica, se le calumnia.
Ya he manifestado hasta el cansancio, que la
importancia de la utilidad pûblica es grande, es
estensa, es principal en las cuestiones legales, re¬
pito ahora que ella es un motivo que debe guiar à
los que forman la ley; siendo un correctivo, en mu¬
chos casos, á la estension del derecho.
P'ero pretender darle una influencia mayor, ha¬
cerlo de segundo elemento, primero, unico y abso¬
luto generador principio de legitimidad es un error
notable que falsifica y destruye la ciencia, produ¬
ciendo un gran trastornò en los conceptos funda¬
mentales de la naturaleza humana.
No quiero terminar sin reproducir aqui las pala¬
bras que un criminalista espanol repite como perte¬
necientes á un escritor no menos notable: Si al pro¬
clamar el principio de la conveniencia pûblica, del
mayor bien general, ó del mayor bien del mayor nü¬
mero, se quisiera decir unicamente que los gobier
nos no deben conducirse por el esclusivo interés de
gobernantes, en este caso se enumeraria una
O
mixima que no tiene réplica, y que tan solo po
drinn combatir los partidarios del interés individual.
Si quisiera decirse con aquellas espresiones que
poderes sociales deben tomar por guia de su