Full text: Rodríguez Soto, Ramón: Origen y fundamento del derecho de castigar

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Conservar la sociedad, asegurar los derechos de 
todos los individuos, garantir sus propios intereses, 
hé aqui el alto y noble fin del castigo. 
En efecto; la sociedad no solamente es un derecho 
del hombre, sinó que tambien es al mismo tiempo 
uno de sus más importantes deberes; porque ella 
es un medio indispensable para desenvolver todas 
sus facultades, para desarrollar la inteligencia, la 
libertad y sensibilidad, y hacer buen uso de ellas. 
Pero es menester que ella no se considere ünica¬ 
mente como un grupo de individuos estacionados en 
territorio determinado, sinó que existan en su seno, 
leyes que la dirijan y un poder que la conserve. 
Por consiguiente entonces, si es para el hombre 
la sociedad un deber, debe serlo tambien con sobra- 
disima razon el órden, porque es de todo punto nece 
sario para el mantenimiento y bien estar social. 
Ahora bien; el que perturba el órden, infringe una 
ley de la sociabilidad y es por lo tanto culpable y 
como tal merece justo castigo. 
Es indudable que el hombre como ser esencial¬ 
mente libre, puede trastornar el órden con sus crime- 
nes, puede herir los derechos é intereses de otros, 
abusando de esa misma libertad que tiene, dejándose 
llevar de las pasiones, de los malos instintos, de 
esas ambiciones, ruines, mezquinas que à cada paso 
lo arrastran al precipicio. 
Como es indudable tambien la suma necesidad del 
castigo por la autoridad, para refrenar las brutales 
tendencias del hombre, sus caprichos, sus inclinacio
	        
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