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mistas que aparecen en gran nûmero considerados como hechi¬
ceros, y esos ensuenos, esas convulsiones epilépticas de la
Edad Media que lanzan à la humanidad en un frenesi y desor-
den completo, dejan sus rastros en nuestro siglo en varias
sectas existentes, y aunque la piedra filosofal no llegó à des¬
cubrirse nunca, la varilla mágica existió hasta sines del siglo
XVIII. El ser humano es débil de suyo, y la fantasia
y el corazon predominan muchas veces sobre todas sus accio¬
nes. Esos restos de mundos desconocidos, esas manisestacio-
nes de seres gigantescos, esas compenetraciones de las sus¬
tancias naturales cuyos productos brutos asombraban à las
gentes; los restos de huesos, y las figuras de animales ex¬
tranos colgados ó como volando, amenazadores ó escondidos en
medio de las tinieblas de los subterráneos, impresionaban la
imaginacion de estos mineros timidos é ignorantes, facilitando
las supersticiones, y llenando el mundo de seres extranos y
santásticos y cuya vida explicada en relatos y cuentos al calor del
hogar, hacian conservar resabios del paganismo, por los miste¬
rios y creencias copiadas ò creadas por el cristianismo.
Al principio los privilegiados descubridores eran los propiéta¬
rios de las minas vistas, siéndolo à veces tambien como en las
leyes romanas el duenno del suelo. El Estado exije despues con
Justiniano el décimo para el tesoro, en Espana los dos tercios de
su producto liquido (ley 3, titulo 13, lib. VI, Recop.), en Fran¬
cia se impone una contribucion de una décima parte en savor del
erario por las leyes y disposiciones de 1413, de 1560, 1561y
1563, declarando esta ultima, que le pertenece ese derecho por
soberania, y en Inglaterra, aunque la corona y la nobleza tenia la
propiedad de las minas descubiertas en sus respectivas tierras, se
podia desde muy antiguo trabajar las minas descubiertas en todo
terreno, pagando al rey y al propietario del suelo un impuesto.
Hoy pertenecen en Inglaterra las minas al duenno del suelo,