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los minerales y metales casi puros se encontraban à flor de
tierra. En casi toda el Asia Menor existian muchas tribus que
desde todo tiempo explotaban los metales, proveyendo de estano
y fierro à los habitantes del Asia anterior; y ya el Génesis
en el capitulo IV, versiculo 23, nombra à Tubalcain como el
primer artifice y trabajador en hierro, y los fenicios, al fundar
colonias y villas florecientes en todas sus escursiones por las
costas del Mediterráneo, explotaron tambien en grande escala
los productos subterráneos.
Los cultos misteriosos del Asia, aquellas creencias que con¬
sideraban à la luz como autora de la vida, y á la oscuridad
como productora de la muerte, tan bien expresadas en estas pa¬
labras de Zoroastro: jqué fria es la tierra cuando el sol se es¬
conde! la luz es el principio bueno, la oscuridad es el principio
malo! infinidad de supersticiones, de los antiguos respetadas,
invaden y aparecen tambien en Grecia y Roma, y llegan has-
ta nuestra época, en las cuales la historia del hierro esté
rodeada de sombras y leyendas, y donde el horror à las mi¬
nas y mineros era general, como asimismo el terror à los dio¬
ses subterráneos ó à los genios de las cuevas.
Los romanos explotaron las minas por todas partes donde lle¬
garon à descubrirlas, y los cautivos y los esclavos eran con¬
denados à esos trabajos de explotacion, empleándose muchas ve¬
ces la fuerza para vencer la supersticion y el terror religioso
de estas pobres bestias de carga.
En la Edad Media la explotacion de las minas se generaliza
sobremanera por medio de sociedades y gremios de trabaja¬
dores. Descubiertas muchas de ellas por artesanos, se nos pre¬
sentan envueltas entre leyendas sentimentales como las de
Hullos, que ha dado nombre al carbon de hulla segun algu¬
nos. La supersticion y creencia en vampiros y duendes en esta
epoca explicaba la transformacion de los metales. Los alqui¬