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aquellos no puede entrar en el cómputo de las grandes
ventajas resultantes. Sin ir muy lejos para ver estos re¬
sultados de las especulaciones, recordemos lo que hemos
visto en Buenos Aires y otras ciudades de la Republica,
el an̄o pasado y aun hoy mismo. La especulacion so¬
bre tierras, se presentó con todos los caractères de una
fiebre epidémica; todo individuo poseedor de capital, in¬
vertialo en la compra de terrenos, casas ó sitios. No
puede negarse que este hecho ha producido entre nosotros
un incremento sorprendente de la fortuna publica; puso
en circulacion los grandes capitales, el crédito desempe¬
nó el más importante rol y el estimulo por los negocios
llegò à su apogeò. Las grandes extensiones de terrenos
abandonados y casi sin valor durante tantos anos, están
convertidos hoy en colonias perfectamente cultivadas, en
estancias pobladas de millones de haciendas, vacuna,
caballar y lanar. El precio que se paga para adquirir la
propiedad de los territorios nacionales en el Chaco, Mi¬
siones, etc., es importante. Tanta importancia han reci¬
bido las mismas ciudades de la Capital y provincias ar¬
gentinas, que basta conocer el precio de venta de los
edificios, el nûmero que diariamente se construyen, el
valor de la locacion, para convencernos que aquella fie¬
bre nos llevaria al engrandecimiento si tomando el ca¬
râcter de endémica consiguiera predominar.
No desconocemos, sin embargo, que hace algunos anos
el furor por la especulacion sué semejante à la actual;
que durò poco, arruinò à muchos y se sintió tambien una
crisis económica bastante fuerte; pero debemos reconocer
que otras causas ajenas, intervinieron para producirla.
Estaria demás si entráramos á estudiar la especula¬
cion del punto de vista moral; bástanos decir que ha¬