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sostenia que solo el Estado estaba en condiciones de
alcanzar este resultado, y que era inûtil pretender que
los asalariados emprendiesen algo con sus propios re¬
cursos. Partia indudablemente de una base errónea, pues
que por pequenos que se consideren los salarios, la expe¬
riencia de los bancos que funcionaban, demostraba de una
manera luminosa, que era fácil, merced al ahorro hábil¬
mente dirijido, formar un pequeno capital, que sirviese al
interés de todos.
Sin embargo, Lasalle levantaba aparentemente esta ob-
servacion, diciendo, que tales bancos no estaban forma¬
dos por obreros, sino por individuos de la clase media. Su
plan era idéntico al ideado por Luis Blanc, cuvos resulta¬
dos conocemos en la dolorosa experiencia de los talleres
nacionales de Francia. Como éste, Lasalle queria un ta¬
Iler costeado por el Estado para cada profesion, el que
recibiria à todos los obreros sin escepcion, revistiendo las
proporciones de una institucion verdaderamente na¬
cional.
El Estado debia afectar à esta empresa 375.000.000 de
francos, gozando en cambio de la facultad de reglamentar
y controlar el trabajo en los talleres.
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La lucha que entonces se inició, duró hasta la muerte de
Lasalle, que tuvo muchos discipulos y más fanáticos, sedu¬
cidos por sus promesas y por su persona.
El triunfo perteneció à Schulze, que sostenia çon una
energla à toda prueba, el principio opuesto, el Selt help.
(la ayuda propia), que tan brillantes resultados habia pro¬
ducido en Inglaterra.
En 1859 se produjo un acontecimiento que coronó la vic¬
toria de Schulze: la reunion del primer congreso coopera¬
tivo de las sociedades alemanas.
El mismo Schulze, en su obra Economie Politique &à l'ussa¬
ge des ouvriers, pâgina 220, lo describe ast:
«Iin 1859, el Congreso de las asociaciones alemanas se