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Mi opinion es que todo depende del caso particular y
el médico debe ser libre de dar ó rehusar el certificado
que le es exigido por las companias de seguros; ninguna
regla absoluta puede encadenar su conducta.
Si se vé como tiene lugar, en Inglaterra, la inter-
vencion del médico, se vé, segun las declaraciones
de A. S. Taylor, profesor de medicina legal en Guy’ss
hospital, que al certificado solicitado gratuitamente del
médico habitual del asegurado, es las mas de las veces
una fuente de disgustos. Taylor raciocina asi: La res-
ponsabilidad de la aceptacion ó de la rehusacion del Se-
guro reposa enteramente sobre el médico ordinario. Si el
certificado es desfavorable, el médico pierde su enfermo;
si lo que sucede muy raramente, la testificacion es un
acto de complacencia, el médico puede venir á ser
cómplice de una tentativa de estafa y tener que res-
ponder ante los tribunales. En suma, el médico, sin el
concurso del cual el contrato no puede efectuarse, no
tiene en perspectiva sino gratuitamente una enojosa y
punible responsabilidad, aun cuando el asegurador y el
asegurado concluyan el uno y el otro una convencion
de la cual las partes esperen obtener un provecho. Esto
no es equitativo.
En toda la argumentacion que precede, el médico
inglés pretende exagerar la estension de la responsabi-
lidad mas bien fictiva que real y en otra parte deplora
francamente la ausencia de toda remuneracion para el
médico ordinario que firma el certificado. Combate pro
aris et focio, y no se detiene, en suma, sinó en conside-
raciones de un interés secundario.
Pero si alguna cosa me asombra es que las grandes
sociedades financieras, ocupadas sin cesar en propagar las