XVIII
trazar el zodiaco y el orizon oblícuo en la superficie plana de los astro
lábios.
Estas citas y referencias á Ptolomeo, y el orden con que se tratan las
materias en el códice de la biblioteca de París, no las hemos hallado
en los libros y versiones alfonsíes de las obras de Azarquiel. Este escritor
y astrónomo fué muy parco en citar á Ptolomeo en sus libros, y muy rico
por el contrario en las demostraciones didácticas é importantísimas por la
sencillez geométrica, y por la descriptiva mas severa, que fué el caracter
dominante, tanto de los libros árabes que se escribieron en España en el
siglo XI sobre la astronomía, como de los que doscientos años despues se
redactaron en Castilla en tiempo de D. Alfonso.
El libro inédito en que Guillermo Anglico ú otros escribieron el nombre
de Azarquiel, cuando dice va á principiar la segunda parte ó tratado del
uso astronómico de la azafea, lo hace con un capítulo muy semejante al
primero del original escrito por el antiguo astrónomo toledano. Pero en
aquel, conforme indicamos anteriormente, se pasa en el segundo capítulo á
tratar de las estrellas fijas que habia puesto Azarquiel en los signos del
zodiaco de sus azafeas. Esto pudo haberlo creido Anglico ó el autor anóni
mo que escribió el códice que analizamos, bien porque aquella idea la hu
biera conservado la tradicion, ya porque algun artífice en las azafeas cons
truidas posteriormente á su inventor añadiese los nombres árabes de algu
nas estrellas, ó porque así lo hubiera llegado á sospechar y convenido creer
al autor del libro latino, para su intento de adivinar lo que fueron las
obras de aquel gran astrónomo de la antigüedad.
En el capítulo segundo de la azafea de este último, en lugar de los nombres
y de las tablas estelares del libro de Anglico, se trata sencillísimamente
de las reglas para hallar las alturas de los astros, principiando por el sol y
siguiendo con las de las estrellas.
Como prueba de la admirable sencillez con que Azarquiel redactó sus
libros de la azafea, y hacer mas patente las diferencias que existen entre
estos y el manuscrito latino que comparamos, trasladaremos aquí el segun
do y brevísimo capítulo del original verdadero, en el cual se lee:
«Cuelga la lámina de su sortija de guissa que non tangas en nada della
»et párate contra el sol con las dos tauletas de la regla, et mueue la regla fata
»que ueas el rayo del sol entrar por el forado de la tauleta de suso, et que
pacierte en el forado de la tauleta de yuso, et sobre quantos grados cayer el
»cabo agudo de la regla de los grados de la alteza, tanta es ell alteza del sol.
»En las estrellas farás assí. Parartás contra la estrella con las dos tauletas,
»et pararlas as entre ti et la estrella cuya alteza quieres tomar, et mouerás la
pregla fata que ueas el cuerpo de la estrella por amos los forados ensem
»ble, et sobre quantos grados de los grados dell alteza cayer el cabo mas
»alto, aquella es ell alteza de la estrella.»